Gilberto Pérez Castillo

El Santuario de los Mártires, ese proyecto de la Iglesia Católica al que el Gobierno de Emilio González le regaló 90 millones de pesos del erario público, nació muerto desde su origen.

En una comunidad donde el dinero no abunda, para muchos resultaba inconcebible que la Iglesia Católica pretendiera construir un faraónico templo habiendo tanta pobreza y tantas necesidades que cubrir en la comunidad.

Pero el proyecto parecía ser, más que una competencia con la Iglesia La Luz del Mundo, un monumento al ego del cardenal Juan Sandoval Íñiguez.

Por eso el Santuario de los Mártires, que se esperaba inaugurar en el 2003, no se ha ganado el respaldo de los católicos del estado, quienes se han negado a hacer suyo el proyecto del cardenal y, por lo tanto, se niegan a aportar económicamente para su construcción.

El proyecto nació mal, al ser un capricho del cardenal, y continuó mal.

Su primera sede, el Cerro del Cuatro, tuvo que rechazarse, no obstante que ya se había puesto la primera piedra en el lugar, no sólo por problemas legales con la posesión de los predios donados sino por las sospechas acerca de la legal procedencia de los bienes de los donantes.

Luego el proyecto se cambió a la cúspide del Cerro del Tesoro, de donde se tuvo que mover a la falda sur del mismo.

Vendría enseguida el escándalo creado a raíz de la remoción del arquitecto Fernando González Górtazar como autor del diseño de la obra y su sustitución, si decir agua va, por el actual proyectista arquitecto Vázquez Aldana. Esta remoción trajo aparejada la denuncia de plagio de parte del primero sobre el proyecto del segundo.

Más tarde llegó el escándalo financiero creado por la desaparición temporal del rector del Santuario, Oscar Sánchez Barba, quien abandonó la obra y el país para no hacer frente a las obligaciones que había contraído con proveedores y contratistas de la obra.

Después de este escándalo la obra quedó en suspenso, hasta que el cardenal creó un comité de financiamiento de una obra que parece condenada a no ser terminada.

Ahora el Santuario de los Mártires agrega un nuevo escándalo a su historia, el donativo de 90 millones de pesos que el gobernador Emilio González le da al proyecto con dinero público.

Quienes tienen a su cargo la construcción del faraónico santuario señalan que, si el dinero no deja de fluir de manera constante, la obra -que debió estar totalmente terminada el año 2003- podría terminarse en el 2012 con un costo superior a los mil 200 millones de pesos, o sea nueve años después de la fecha en la que se esperaba inaugurar inicialmente.

Lo anterior nos lleva a pronosticar que el Santuario de los Mártires, a pesar de todo el dinero invertido hasta ahora, no será concluido como está diseñado.