Jaime Ramírez Yáñez

Con las detenciones de Jorge Eduardo Horta Rangel, el Pelonchis; Juan Carlos Edsel Ávila Muñoz, el Tachuela, y José Arturo Luna Castillo, alias el Palencia, sicarios que deben cuando menos once muertes, entre ellas la del ex agente judicial Carlos Modesto Trujillo, quedó clara la participación de personal estatal policiaco en el tema de la drogas.

Desde hace más de una década, en la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) se han cocinado al amparo de los titulares de la dependencia los llamados “grupos especiales” que han degenerado en verdaderas mafias internas.

Estos grupos de agentes cercanos al Procurador o al coordinador de la Agencia Investigadora —antes Policía Judicial del Estado (PJE)— fundamentalmente estaban dedicados a atender asuntos trascendentes, incluso aquellos en donde frecuentemente aparecían nombres de políticos.

De esta forma, por ejemplo, en el tiempo de Leobardo Larios Guzmán como procurador, se formó el llamado grupo de los “Thundercats”, que fue el nombre que escogió uno de sus fundadores, el comandante Víctor Pedro Rodríguez Juárez, ya que en ese momento la serie televisiva estaba de moda.

El coordinador del grupo era el entonces director de la PJE, Refugio León Cervantes, mejor conocido como Cuco, y entre los elementos destacaban Esteban Hernández, Guillermo González que aún está en el activo, Luis Torres Díaz, e incluso había dos mujeres, Conchita y Lupita.

Este grupo fue señalado como protector de delincuentes como los hermanos López Esparza —Tino, Mayel y el Rayo—, quienes fueron pioneros en el tema de la drogas en Guadalajara.

Después de la desaparición de los “Thundercats”, surgió otro grupo conocido como “Muñeco”. Les decían así en la PGJE porque todos los que lo integraban siempre vestían de traje, “parecían muñecos”, solían decir en broma los agentes judiciales.

Es este cuerpo de élite estaban enlistados, entre otros, Candelario Iraburu, Noé Hernández Vara, Antonio Cibrián que fue jefe de grupo en el área de Secuestros y aún está en el activo; Alfonso Padilla, también activo, Carlos Modesto Trujillo y Jesús Aguilar, ambos asesinados en diferentes momentos.

Los “Muñeco” operaban asuntos cercanos al procurador Juan Manuel Torres Barajas y del jefe policiaco judicial Roberto Machuca Aguilar, quien hace unas semanas mató a un presunto asaltante que ingresó a su casa. Circuló otra versión en el sentido de que, en realidad, habían tratado de ejecutarlo. Hay agentes de la policía investigadora que afirman que los “muñecos” estuvieron involucrados en varias desapariciones —levantotes— de secuestradores.

Hace una semana, elementos de la policía de Guadalajara y de la PGJE lograron la detención de un grupo que en un primer instante parecía dedicado a la venta de drogas, sin embargo, durante las investigaciones quedó en claro que habían participado cuando menos en once ejecuciones entre los años 2003 y 2007.

Entre los crímenes que se les cuentan, están dos cuádruples ejecuciones; la muerte del ex agente Modesto Trujillo, quien perteneció al grupo “Muñeco”, y también en la víspera este mismo grupo de sicarios pretendía asesinar a otro “ex muñeco”: Guillermo Ramírez, el Matrix, pero logró escapara antes de ser localizado.

Otros de los crímenes que se les imputa a Jorge Eduardo Horta Rangel, el Pelonchis; Juan Carlos Edsel Ávila Muñoz, el Tachuela, y José Arturo Luna Castillo, alias el Palencia, es el asesinato que se registró el 6 de enero de 2005 de Jesús Eduardo Cuevas Miranda, quien fue atacado con fusiles AK-47. A él, el ya fallecido Valentín Elizalde le compuso un corrido intitulado “Lalo, el de Guadalajara”.

En el caso del ex agente Modesto Trujillo, se sabe que se trataría de una venganza por la muerte de José Luis Salazar Jasso, ocurrido a principios de julio de 2007, en el cruce de las calles Membrillo y Durazno, en la colonia del Fresno.

Finalmente, con el arribo de Marco Antonio Venegas —mejor conocido como Bam Bam— como coordinador de la Policía Investigadora, se formó otro grupo al que los agentes conocen como “Pitufos”, dado que los cien integrantes proceden de las policías de Guadalajara y Zapopan. A ciencia cierta nadie sabe que es lo que hacen, pero suponen que los “Pitufos” no tardarán en degenerar en otra mafia interna de las muchas que han existido en la PGJE