Por Jaime Ramírez Yáñez

Desde que fueron aprehendidos los Amezcua Contreras, en 1999, la Procuraduría General de la República (PGR) ha instaurado una forma muy peculiar de informar: o bautiza a los detenidos o infla sus trayectorias. A partir de entonces, casi cualquiera de los narcos que aprehende la autoridad federal tiene el grado de “operador financiero”, “jefe de sicarios” y en el menor de los casos de “segundo en el mando”.

A los colimenses el entonces fiscal antidrogas, Mariano Herrrán Salvatti, los bautizó como “Los Reyes de la Metanfetaminas”, todo por que un agente de la DEA, Charles E. Jones, en 1994, los había detectado en una compra-venta, ciertamente no muy fuerte -200 kilos-, de un precursor químico cuyo nombre es efedrina. Esto originó una acción por parte de los policías estadunidenses que después se conoció como la “Operación Meta”.

Para empezar, en ese año, en que fue “detectado” Adán Amezcua Contreras, la venta y la adquisición de efedrina en nuestro país era totalmente legal. Incluso, con presentar la credencial de alguna asociación ganadera cualquier persona podía acceder al precursor químico. Lo peor del caso, claro para Herrrán Salvatti, es que nunca pudo acreditar que en efecto, fueran “Los Reyes de las Metanfetaminas”. Pasado el tiempo, los hermanos Amezcua Contreras le ganaron a la PGR varios procesos, incluso, pudieron evitarla extradición.

Otro ejemplo claro de la desinformación que opera la PGR, fue el asunto del homicidio de Edelio López Falcón “El Yeyo”, muerto en la sucursal Monraz del Cafá Madoka –propiedad de Félix Flores Gómez- el martes 6 de mayo de 2003.

Después del hecho, la dependencia federal inmediatamente afirmó que el sujeto asesinado era ni más ni menos que “El Señor de los Caballos”, todo porque el día de su ejecución platicaba con alguien sobre la compra de un equino.

Lo cierto es que “El Yeyo” era un gatillero tamaulipeco de muy mediano pelo, cuyo error fue informar a la PGR sobre el lugar donde se encontraba oculto Gilberto García Mena “El June”, quien básicamente se encargaba de cuidar las propiedades de Osiel Cárdenas Guillén y la PGR lo elevó a “segundo en el mando” del cártel del Golfo.

Después de esto, durante un tiempo el “Yeyo” contó con escolta de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI). Se intuye que ésta no se mantuvo por mucho tiempo porque en el 2001 intentaron asesinarlo en el palenque de la Expo Guadalupe, en Nuevo León.

Un ejemplo más reciente de este tipo de manejo pegerrista de la información sucedió el pasado 26 de junio, cuando en un operativo conjunto entre la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Procuraduría General de la República (PGR), detuvieron a 11 personas y entre ellos a Luis Reyes Enriquez, mejor conocido como “EL Rex”.

En su comunicado de prensa, la PGR afirmó que se trataba del Z-12, y que los acompañantes pertenecían al grupo de sicarios del cártel del Golfo.

En la lista de los Zetas, solo aparece el nombre de Luis Alberto Guerrero Reyes, un experto del séptimo Batallón de Infantería, cuya clave era Z-6 y no el de Luis Reyes Enriquez,“EL Rex, quien por cierto, ni siquiera está en la lista de los “más buscados” por la PGR.

Para cerrar, el 23 de agosto de 2007, hace unos días, la PGR anunció que habían detenido en Hermosillo, Sonora; a José Luis Angulo Soto que también se hacía llamar Pedro Mario Félix Durán, mejor conocido como “El Niño” o “Mi Niño”.

Según la dependencia era el principal enlace operativo de Ismael Zambada García “El Mayo” y de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera en esa región, y que era uno de los actores más relevantes del narcotráfico en el noroeste del país al comandar a un grupo delictivo denominado como “Los Alacranes”.

Pero como en el supuesto caso del Z-12, tampoco de “El Niño” o “Mi Niño” se encontró algún antecedente que avalara la “victoria” de la PGR con su detención.

En 1931, un reportero del Chicago Daily News le preguntó a Al Capone que si ya había leído un libro que circulaba por esos años y que hablaba de él. El capo italiano solo le respondió al reportero: “Si he leído algo de uno de esos libros que hay en el mercado y no me preocupa mucho. Está bien escrito en lo que he podido ver de las 10 primeras páginas, pero se refiere a otra persona”.

jramirezy@mexico.com