Julio César Hernández
Los ecos sobre la reunión que el miércoles pasado sostuvieron los diputados locales del PRI y su dirigente estatal, Rafael González Pimienta, no cesan.
Ahora resulta que algunos de esos diputados se sienten “chamaqueados” por su presidente estatal, pues cuentan que en esa reunión les dijo que la dirigente nacional, Beatriz Paredes Rangel, había instruido la remoción de Carlos Corona Martín del Campo como secretario generaldel Congreso y que, por lo tanto, había que elegir a su sucesor.
Creyéndole a su dirigente, fue que los diputados pusieron sobre la mesa los nombres de Rafael Castellanos y Francisco Morales Aceves.
Pero resulta que un prominente priista -sin confirmarlo dicen que fue el dirigente obrero, Alredo Barba Hernández-, habló telefónica con Paredes Rangel, quien le habría dicho, palabras más palabras menos: “Yo no me meto ni me voy a meter apoyando a Carlos; eso es cosa de los diputados jaliscienses…”.
Sin embargo, otra versión asegura lo contrario y afirma que Paredes se comunicó con González Pimienta para preguntarle por qué Roberto Marrufo, como coordinador de la bancada, no había ejecutado el acuerdo de la mayoría de los diputados; esto es, la remoción de Carlos Corona y la instalación de Francisco Morales como nuevo secretario general. 
Sea cual sea la versión cierta, de lo que no hay duda es que el “Caso Corona” ha provocado un enorme desgaste del priismo jalisciense, tanto a los diputados como a la dirigencia.
Y algo más: los diputados, todos, reconocen que “palo dado, ni Dios lo quita” y que Corona Martín del Campo tendrá que dejar el cargo, aunque Paredes no lo haya instruido.