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Julio César Hernández
De qué tamaño habrá sido la necesidad del gobernador Emilio González Márquez de recuperar la credibilidad y la confianza ciudadana en el sector salud que tuvo que obligar a Alfonso Petersen Farah (en la foto, en su último evento público como alcalde, el informe del presidente del ITEI, Jorge Gutiérrez Raygoza, a su izquierda) a dejar inconcluso su gestión como presidente municipal y a renunciar -a la mitad del camino- a la presidencia del Comité Organizador de los Juegos Panamericanos.
Es cierto, ya únicamente le restan tres meses de gobierno en el Ayuntamiento y la organización de los Panamericanos, concretamente lo que tiene que ver con la Villa Panamericana, lo único que le ha provocado es un tremendo desgaste e infinitos dolores de cabeza, pero sin duda que en la mente de Petersen Farah no estaba regresar al frente de la Secretaría de Salud, donde estuvo los seis años del gobierno de Francisco Ramírez Acuña.
Pero la ausencia de opciones para cubrir el “hueco” que dejaba Gutiérrez Carranza -no porque hubiese sido un excelente colaborador sino, por el contrario, por el daño que había hecho-, llevó a González Márquez a descartar al ex diputado Antonio Muñoz y al actual legislador José Luis Treviño, presidente de la Comisión de Salud del Congreso del Estado, y recurrir a quien cuenta todavía con un buen cartel público, como es Petersen Farah.
Es cierto, Alfonso Petersen llega a la Secretaría de Salud en circunstancias muy diferentes a como llegó hace nueve años, pues prácticamente llega a “enfriar” la “papa caliente” que le heredó quien quizás nunca debió de haber ocupado ese cargo.
Démosle, pues, a Petersen el beneficio de la duda por su paso anterior al frente de esta dependencia y que fue lo que le llevó a sumar a su favor la mayoría de votos para ser luego presidente municipal de Guadalajara.