Por Hugo Luna

Si bien es cierto que a un gobernante se le juzga por los resultados que entrega a los ciudadanos, no lo es menos que aquellos están en relación directa con las prioridades que defina.

Si no responden a necesidades reales, efectivas de la sociedad, los resultados por más publicidad que los presente como logros “acciones de gobierno”, serán condenados con el voto en la siguiente elección.

Luego entonces, una parte del éxito del Ejecutivo Estatal reside en la definición correcta de prioridades las cuales, es claro, deberán ser expresión de condiciones y necesidades concretas y no de las ocurrencias de Emilio González o de pedigüeños acostumbrados a vivir de la dádiva, sea pública o privada. O sea Televisa, TV Azteca y el Juan Sandoval nuestro Cardenal ranchero.

Emilio cree que las prioridades de su gestión deben ser las tonterías que han medrado durante este tiempo a costa de la ignorancia, y que vende como “demandas sociales”.

La realidad es que, estas prioridades son sólo ocurrencias, más no la conclusión de un análisis objetivo de la situación.

El político que es responsable de su papel, debe definir con seriedad las prioridades para que las tareas que se lleven alcancen los objetivos fijados y respondan a las necesidades de su pueblo; debe actuar como el médico frente al paciente, que recurre a su experiencia y conocimientos adquiridos en años de estudio y práctica profesional, para sanarlo a través de la medicina adecuada por amarga y dolorosa que ésta pudiere ser.

Así actúan los políticos dignos; así actúan aquellos cuyo objetivo no es la popularidad la cual siempre resulta efímera.

Los mediocres y adoradores del marketing político, buscan quedar bien con todos y al final, a nadie dejan contentos.

Además, dada la ignorancia y el desparpajo con el cual toman muchas veces su función para la cual fueron electos o designados, terminan convirtiéndose en caricaturas grotescas. No tienen la menor idea” de la cosas y todo les late”.

¿Por qué Emilio y su equipo de trabajo en general actúan así? ¿Serán en verdad unos tontos de capirote que no saben definir prioridades o hay algo más?

¿Son ellos los únicos responsables de la fijación de prioridades erróneas y absurdas? ¿Habrá algo de responsabilidad de nosotros los jaliscienses, que creemos que todo debe ser concedido y entregado por el gobierno “gratuitamente”?

Las prioridades que fija el gobierno estatal, obedecen más a ocurrencias y conveniencias de grupo que a necesidades reales de la entidad.

Gran parte del éxito de una administración pública reside en la definición correcta de prioridades las cuales, es claro, deberán ser expresión de condiciones y necesidades concretas y no de las ocurrencias del político o de pedigüeños