Julio César Hernández
La nota publicada por un diario local el viernes 14 de enero, en el sentido de que se había “rajado” y no presentó ante el pleno la petición de que compareciera el auditor superior Alonso Godoy Pelayo, le “caló” en su orgullo al diputado Jesús Casillas Romero, quien, palabras más palabras menos, espetó a Rafael González Pimienta  y a Roberto Marrufo Torres:
“Yo no voy a quedar mal, voy a presentar la solicitud para que el Auditor comparezca…”.
González Pimienta y Marrufo Tores ya nada dijeron, no obstante que anteriormente el primero le instruyó que no presentara solicitud alguna y el segundo lo culpó de ser responsable del retiro de la solicitud, pues dijo que Godoy Pelayo debería de comparecer ante la Comisión de Administración y no ante la Comisión de Vigilancia.
Jesús Casillas -quien hoy rendirá el informe del primer año de la actual polémica y escandalosa Legislatura-, “limpió” su imagen ante el matutino y le reveló en exclusiva que el jueves 20 sometería ante el pleno su propuesta para que Godoy Pelayo comparezca a explicar por qué aceptó recibir las prestaciones que por Ley le correspondía y por qué la pasada Legislatura le pagó cinco millones a su suegro.
¿Deveras fue únicamente “por orgullo” que Casillas Romero insistió en la comparecencia de Alonso Godoy o existen otros intereses que le movieron a hacerlo?
Hay quien sospecha de una relación entre el “golpe” que le dieron al ex secretario general Carlos Corona Martín del Campo y el que ahora le quieren dar, como revancha, al Auditor Superior del Estado. Las hipótesis son varias.
Pero sea cual sea el motivo, hay quien comienza a ver entre los interesados en “desgastar” al Auditor Superior al coordinador de la fracción priista Roberto Marrufo Torres. 
¿Por qué? Mañana develaremos algunos datos, aunque no es el único interesado. Ya veremos.