Julio César Hernández
El diputado Jesús Casillas Romero grita a los “cuatro vientos” que no tiene nada en contra del auditor superior Alonso Godoy Pelayo y que la arremetida que mantiene en su contra desde que se “filtró” (¿tendrá algo que ver él con eso?) el pago que la pasada Legislatura le hizo a éste, es solo con el afán de “limpiar” el Poder Legislativo.
¿Ustedes le creen a Casillas? ¡Yo tampoco! Y se lo dije.
Si ese fuera su propósito, primero debió de haber hecho eso cuando fue regidor y coordinador de los ediles de Zapopan durante la administración de Juan Sánchez Aldana para limpar todo el cochinero que arrojó cargos por mil 300 millones de pesos que le aplicó la Auditoría Superior en su cuenta del 2009.
¿Mera casualidad que Casillas haya manifestado tanto interés en el Caso del Auditor, después de que se revelaron los cargos a Sánchez Aldana? Y no ha cejado en su arremetida, ¿eh?
Si tanto le preocupa a Casillas Romero “limpiar” las instituciones, ¿por qué no empieza por exigir una auditoría a la cuenta pública 2010 de la Legislatura de la que forma parte?
Cuando el diputado Héctor Álvarez le enumeró los gastos excesivos realizados en esta Legislatura, durante el “Desayunando con 1070” el viernes pasado, no tuvo argumentos de defensa.
Pero si deveras se ha convertido en “paladín” de la honestidad, Casillas Romero debería comenzar por pedirle públicamente cuentas a sus compañeros priistas Juan Carlos Castellanos, Jorge Arana y Jorge Villanueva, corresponsables del “cochinero” de la pasada Legislatura y que tanto le ha indignado.
Alguna vez Casillas me dijo: “No le va a pasar nada al Auditor… todo es puro show…”.
Show o no, e independientemente de que Godoy Pelayo se mantenga en su cargo, Jesús Casillas -y otros interesados- habrá logrado su objetivo: minar la confianza en el Auditor Superior.
Pregunto: ¿Deveras no tiene nada que ver con la Cuenta Pública 2009 de Zapopan?