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Julio César Hernández
Testigo de primera mano del asesinato de Rodolfo Torre Cantú, candidato del PRI a la gubernatura de Tamaulipas, Ramiro Hernández García, en su calidad de delegado del CEN de su partido en aquella entidad, confiesa:
“¡Me tocó vivir una experiencia, que no quisiera volver a vivir nunca más…!”.
Apenas un día antes por la noche, Torre Cantú y Hernández García habían estado juntos en una gira de proselitismo. Pero horas después, al día siguiente, el candidato panista era asesinado cuando se trasladaba al aeorpuerto de Ciudad Victoria.
“Esto me enseña muchas cosas. Yo tenía una visión distinta del comportamiento del crimen organizado. Hoy me queda muy claro lo que pasa. He aprendido muchas cosas sobre cómo se están dando este tipo de problemas en regiones, sobre todo de la frontera y el norte del país. Pero también entiende uno que es parte de los riesgos que tiene esta actividad, y que si los vivimos nosotros, evidentemente la población los está viviendo de una manera más dramática”.
Todos estos días, desde el fin de semana, Ramiro Hernández se ha mantenido en Tamaulipas y desde ahí reconoce que el asesinato de Torre Cantú debe de “sacudir” a la clase política del país.
“Nosotros los políticos estamos obligados a garantizarle a la sociedad la atención y solución de muchos de sus problemas; entonces más vale que le demos la cara, que salgamos al frente y que encontremos cómo resolverlos.
“No se trata de hacer una confrontación de fuerzas donde la solución sea a partir de quién tiene más capacidad de juego. Yo creo que el Estado tiene muchos instrumentos que debe de usar y que, desgraciadamente, en un ejercicio inadecuado de la autoridad ha venido perdiendo esa capacidad que el gobierno y el Estado mexicano tuvo, y que ahora va a costar mucho trabajo reconstruirlo y reencontrarlo”.