Por Julio César Hernández

Si bien reconoce que la reforma electoral recién aprobada por la mayoría de las entidades del país es de avanzada en algunos aspectos, el presidente del Instituto Electoral del Estado, José Luis Castellanos, advierte que en otros “es regresiva. Tiene claroscuros”, dice, y menciona tres puntos en particular:

Primero, darle al IFE la facultad de organizar elecciones locales; segundo, que el IFE maneje los tiempos oficiales de las elecciones estatales; y, tercero, la posición de los organismos electorales locales ante los medios de impugnación.

Castellanos reconoce que esta reforma es prácticamente la antesala para la desaparición de los organismos –Institutos o Consejos- electorales estatales, lo que puede ocurrir en los próximos años cuando se aprueben las reformas que quedan pendientes a la Ley Electoral.

“Mi opinión personal, es que no se quiso abrir dos frentes de conflictos, uno con los dueños de los medios de comunicación y otro con los gobernadores.

Entonces los diputados dijeron: vamos abriendo la puerta por detrás para que se den las bases de lo que significaría que el IFE haga elecciones estatales.

“Así se abre la puerta para que por medio de un convenio el IFE haga estas elecciones. “Desde mi perspectiva, y la de algunos otros presidentes, esto atenta contra el federalismo, la autonomía y la autodeterminación de las entidades federativas, porque algo que es tan sensible como la organización de procesos electorales para elegir a nuestras autoridades locales, quedan en manos de una autoridad federal.

“Regresamos a un centralismo que creíamos ya superado”, se lamentó.

Otro problema que advierte es que si bien se establece que que el convenio con el IFE lo firmarían las autoridades electorales estatales, queda en entredicho cómo se manejarán los medios de impugnación; o sea, acudir a tribunales.

“Si por ejemplo, el Tribunal competente para conocer de una impugnación es el Tribunal Electoral del Estado, estaría resolviendo sobre actos del IFE.

¡Imagínate la aberración!

“Por otro lado, imagínate que en un proceso electoral, que es dinámico, donde se tienen que tomar decisiones con gran rapidez, nosotros fuéramos la autoridad normativa y el IFE la operativa, ¿nosotros tendríamos que decirle al Consejo General del IFE qué hacer o qué no hacer en una elección estatatal? porque seríamos normativos.

“Pero el IFE diría que no tiene por qué obedecerme a mí, que nos dirijamos al Vocal Ejecuitivo estatal, y éste nos dirá que nosotros no les ordenamos.

“Son una serie de cosas que los legisladores no repararon o no vieron las posibles consecuencias de esto”, subrayó.