Por Hugo Luna

Al suscribirse el acuerdo de adhesión al Consejo Intermunicipal de Promoción Económica y Turismo (CIPROE), entre los ediles de Juanacatlán, El Salto, Ixtlahuacán de los Membrillos, Tonalá, Tlaquepaque, Tlajomulco, Zapopan y Guadalajara.
El CIPROE busca  armonizar y alinear los esfuerzos de los inversionistas, empresarios, asociaciones civiles, trabajadores e instituciones educativas, para lograr objetivos económicos y sociales.
Este ejercicio tiene todos los elementos para construir un pacto social; para impulsar el mercado interno. Un pacto social para incentivar a la pyme. Un pacto social para crear una sociedad incluyente y de gran crecimiento.
Hablar de pactos me remito a los tiempos de la gestión de Miguel de la Madrid y la economía cerrada. Con estos acuerdos buscaba la estabilidad de precios y el crecimiento. Sólo consiguió el primer objetivo, a costa de sacrificar los salarios reales y mermar el mercado interno.
Los pactos no fueron la gran cosa, pero se buscan ahora porque nos recuerdan los tiempos en los que todos se sentían obligados a salir en la foto y estampar su firma ¿Cómo funcionaría un pacto ahora?, ¿Qué temas, personas e instituciones deben participar?, ¿Qué temas y personas deberían ser vetados?
¿Qué opinaría la Cámara de Comercio de Guadalajara, el Consejo Coordinador Empresarial, el polémico CESJAL y el COMCE? ¿Cómo tomaría la secretaria de Promoción Económica estatal  la reestructura del entorno socio-económico que sugiere el CIPROE?
Llevamos años escuchando que la entidad necesita un nuevo pacto social. Es una buena idea que no ha prendido, en buena medida por lo complejo de su desarrollo. La declaración de intenciones no es suficiente. Requiere una lista de acciones, con plazos y responsabilidades concretas. Instrumentos y ejecutores capacitados.