Por Julio César Hernández

El secretario general de Gobierno, Fernando Guzmán Pérez Peláez, lamentó el fin de semana que el gobierno de Colima se reúna en privado con los legisladores federales para presentarles sus argumentos de que el territorio en disputa en los límites con Jalisco son de su propiedad, afirmando que Jalisco ha sido responsable al esperar que primero exista un reglamento en la Comisión de Límites Territoriales para luego hacer lo propio.

¿Cómo es posible tanta ingenuidad? ¿Será por eso que las autoridades de Jalisco se han quedado rezagadas en este asunto? ¿Es que, acaso, desconocen que uno de los principales recursos o herramientas para sacar adelante asuntos tan álgidos como el conflicto limítrofe, es el cabildeo?

El gobierno de Colima no incurre en delito o irregularidad alguna en hacer lo que Guzmán Pérez dice que hace; por el contrario, lo mismo debería de hacer Jalisco, pues finalmente el reglamento necesario es una cuestión interna de la Comisión en la que nada tienen que ver las entidades en conflicto.

Reitero lo dicho la semana pasada, si la Comisión de Límites Territoriales no ha sacado ese reglamento sus razones debe de tener para no hacerlo con la celeridad que supuestamente se requiere. Bien haría Guzmán Pérez Peláez cuestionar al senador Héctor Pérez Plazola por qué no se ha reglamentado el trabajo de la Comisión.

Según lo dicho por el funcionario jalisciense, Colima trata de convencer a los legisladores de que ese territorio es suyo. ¿No es lo mismo que debe de estar haciendo Jalisco? ¿Por qué no lo han hecho? ¿Qué tiene que ver la falta de un reglamento interno en la aportación de pruebas, en el cabildeo o en el convencimiento que debe de hacerse con los legisladores que habrán de definir este asunto? Nada, absolutamente nada.

Guzmán Pérez Peláez señala que las acciones que Jalisco realice en torno al conflicto limítrofe no serán con carácter partidista. Ni aunque se quisiera pueden ser de carácter partidista, pues aquí no se trata de que el priísmo nacional pretenda apoyar a Colima sólo porque su gobierno surgió de sus filas, pues sería tanto como creer que los jaliscienses del PRI están de acuerdo con que Colima se quede con el territorio.

Como tampoco puede ser que los panistas de Colima apoyen el reclamo del gobierno blanquiazul de Jalisco.

Los colimenses y jaliscienses, sin distinción de partido, quieren que el territorio en disputa se les reconoza a sus entidades. No más.

Así es que si esta es la visión de las autoridades de Jalisco y continúan cometiendo errores sin actuar con tino, que no les extrañe que pronto un legislador del PAN coincida con lo declarado por Manlio Fabio Beltrones.