Por Julio César Hernández
 
¿Es posible que una sola persona, por muy gobernante que sea, decida regalar 90 millones de pesos para una obra cuya realización es más que incierta, por mucho que sea un templo; 60 y tantos millones más para un evento de jóvenes que organiza la televisora más importante del país; y varios millones de pesos más para la realización de telenovelas, sin que nadie pueda ponerle un freno?
 
Urge que los diputados tomen cartas en el asunto y modifiquen las leyes que haya que modificar para “amarrarle” las manos a tan “bondadosos” gobernantes que, como el actual, no han sabido advertir cuáles son las prioridades de sus gobernados.
 
En vísperas del cumpleaños (el próximo viernes) del cardenal Juan Sandoval Iñiguez, el gobernador Emilio González Márquez decidió cerrar los ojos a la triste realidad que viven cientos de miles de jaliscienses que no tienen los servicios básicos como drenaje, agua potable, alumbrado público, pavimento o empedrado, aulas donde los menores tomen sus clases, o, bien, que viven rodeados de pestilentes aguas que ponen en riesgo su salud, y consideró necesario donar 90 millones de pesos del erario público para un proyecto que está programado concluir en el 2011, pero que a tres años de esa fecha no es sino una amplia extensión de simple terracería y cuyos cimientos ni siquiera se han podido levantar.
 
Para entregar este donativo, el Mandatario estatal hasta cambió de rostro: fuera barba y bigote y bienvenidos los anteojos.
 
Pero, ¿qué significarían 90 millones de pesos para una institución como la Cruz Roja que desde hace varios años vive en agonía económica, mendigando un donativo a cada ciudadano en sus campañas de donativos anuales o viviendo de la caridad del automovilista que decida aportar 40 pesos en el pago de tenencia y refrendo?
 
Bueno, lo que pasa es que el Presidente en turno de la Cruz Roja no tiene el peso político que tiene un Cardenal. Así de sencillo.
 
Hay quienes aseguran que con sus donativos a Televisa, a TV Azteca y ahora al clero católico, González Márquez está “pavimentando” su camino en busca de la candidatura a la Presidencia de la República. Puede ser, pero este México nuestro no aguanta ya una nueva versión de Vicente Fox en Los Pinos.
 
En todo este asunto, quienes quedan en ridículo son nuestros “insignes” diputados, quienes con el afán de sacar beneficio político en la negociación del presupuesto para este año, decidieron ser benévolos con el titular del Ejecutivo y dejarle manos libres para el manejo de los recursos públicos, no etiquetándolos, pese a que previamente ya le había dado su regalo a la televisora del canal de las estrellas.