Julio César Hernández
Ahora ya entendemos por qué el sector empresarial ha mantenido una inusitada postura en contra del Auditor Superior del Estado y ha guardado sepulcral silencio ante el “cochinero” administrativo que efectuaron los diputados de la LVIII Legislatura y ante el despilfarro de recursos públicos que hizo el gobernador Emilio González Márquez para promover su IV Informe de Gobierno.
El objetivo de los empresarios es apoderarse de la Auditoría Superior del Estado por la vía fast track y que uno de los suyos sea designado titular de esta dependencia, sin cubrir los requisitos que marca la ley para los aspirantes a dicho cargo, como es la aplicación de un examen.
En los corrillos panistas se revela que, inclusive, el coordinador de la bancada del PAN en el Congreso del Estado, José María Martínez Martínez, alienta entre el empresariado esta idea, no obstante que él fue uno de los diputados de la LVII Legislatura que aprobó el pago de las prestaciones que se le adeudaban al Auditor y a otros empleados más del Poder Legislativo.
Quizás ahí radica el interés de “Chema” Martínez de “sacarse de la manga” la integración de una Comisión Ciudadana en la que participen representantes del sector privado.
El primer nombre que ha surgido entre el empresariado y que Martínez Martínez promueve es el del ex presidente de la Coparmex, Juan José Frangié, y en segundo lugar el del actual dirigente Pablo Lemus -quien ha sido uno de los permanentes críticos del Auditor Superior-, quien mañana queda libre de cualquier responsabilidad al entregar la presidencia del sindicato empresarial.
Hay que subrayar que al interior de la Coparmex existe la preocupación porque se mantengan vigentes en el ámbito público este grupo de jóvenes ex presidentes del organismo, y concretamente han presionado porque Frangié sea ubicado en un espacio de esta naturaleza, por lo que no pierden la esperanza de que algún partido lo “adopte” como candidato y lo postule a un cargo de elección popular.
Ahora ya se entiende por qué el silencio de los empresarios ante el desastrozo manejo de los anteriores y actuales diputados, pues  no quieren pelearse con quien puede “regalarles” la Auditoría Superior del Estado.