En teoría, la administración municipal 2015-2018 de Alberto Uribe Camacho, que inicia este primero de octubre, debería ser la que cuente con los mayores y mejores recursos en la historia de Tlajomulco de Zuñiga.
El resultado electoral obtenido el pasado siete de junio, en el cual el partido Movimiento Ciudadano (MC) logró mayoría en la zona metropolitana y en el Congreso del Estado, hace suponer que vienen mejores días para el municipio que vio nacer y crecer al movimiento que encabeza Enrique Alfaro Ramírez.
Tlajomulco ha sido maltratado y desdeñado. Se le convirtió en municipio dormitorio, sede de buena parte del desorden y de los abusos del sector inmobiliario de interés social. Del abandono pasó al caos y al desorden.
Fue hasta que llegó Enrique Alfaro a la alcaldía de Tlajomulco cuando ese municipio recibió un fuerte impulso en recursos, gracias al acuerdo político que éste hizo con el entonces gobernador panista Emilio González Márquez, para contrarrestar a los alcaldes priistas que tenían Guadalajara, Zapopan y Tlaquepaque.
En la actual administración, la de Ismael del Toro, ese municipio también recibió buenos apoyos, gracias a las negociaciones con los gobiernos estatal y federal del PRI y por el crecimiento electoral y en número de diputados que tuvo MC en el 2012.
Pero ahora MC tiene 15 de 39 diputados en el Congreso del Estado y una buena fracción en la Cámara de Diputados federal, y gobernará también Guadalajara, Zapopan y Tlaquepaque.
Eso haría suponer que llegará la bonanza para los tlajomulquenses.
A menos que los nuevos intereses de los emecistas hagan que de nuevo se le de la espalda a Tlajomulco; que los nuevos objetivos políticos de sus líderes hagan que los recursos fluyan a Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque y otros rumbos, con la mira en el 2018, y su municipio de origen vuelva a sufrir el desdén.