He advertido cierta similitud entre la reacción del sector privado ante la reforma Hacendaria de Enrique Peña Nieto y la del presidente municipal de Tlajomulco, Ismael del Toro, ante la ruta de la Línea 3 del Tren Ligero: ociosa.
Los empresarios creen que con enojarse, gritarle, criticar y cuestionar al secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, lograrán que el gobierno federal dé marcha atrás a su reforma hacendaria que ya está en manos de los legisladores y que todo indica registrará mínimas modificaciones -entre ellas la no aprobación del IVA a colegiaturas- para ser aprobada por la mayoría en San Lázaro.
Ismael del Toro cree que con cuestionar y criticar a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes logrará que el gobierno federal cambie la decisión ya tomada sobre la ruta que seguirá la Línea 3 del Tren Ligero que irá de Zapopan (Tesistán) a Tlaquepaque (Nueva Central Camionera).
Ambas decisiones, la de la reforma hacendaria y la de la Línea 3 del Tren Ligero están tomadas y no habrá poder humano que las modifique.
Y es que tanto los empresarios jaliscienses como Ismael del Toro deberán de ver que en Jalisco ya no gobierna el PAN. O al menos ya no Emilio González Márquez quien les dio todo a los integrantes del sector privado, los chiqueó, al igual que chiqueó al gobierno de Tlajomulco en los tiempos de su consentido Enrique Alfaro Ramírez.
Inclusive, fue González Márquez quien engañó a los tlajomulquenses haciéndoles creer que la Línea 3 del Tren Ligero correría de Tlaquepaque a Tlajomulco, aun a sabiendas que esa decisión ya no estaba en sus manos.
Alguna vez, en el programa radiofónico “Desayunando con Radio Noticias”, le comenté a Ismael que la Línea 3 no pasaría por Tlajomulco sino que iría de Zapopan a Tlaquepaque, y él lo negó, lo rechazó, argumentando que en Tlajomulco ya tenían terminado el estudio y que ese sería el que se llevaría a cabo.
Ya vimos que la decisión no se tomó en función de quién tenía terminado o no el estudio, sino de la afluencia de viajeros que demandaban un medio de comunicación como el Tren Ligero. Hasta el sentido común nos dice que la mayor demanda está de Zapopan a Tlaquepaque que de Tlaquepaque a Tlajomulco.
No sé si el gobierno actual de Tlajomulco se quedó acostumbrado a los “chiqueos” que su antecesor recibió del gobierno estatal panista, pero lejos está pensar que el Tren Ligero se concretaría como Emilio se lo prometió a Enrique.