“Honorable Ayuntamiento de Tlaquepaque, ciudadanos: En éste mi primer informe de actividades del primer año de gobierno como presidente de la ex Villa Alfarera, les hago saber que he corrido a tantos funcionarios y que aún me faltan otros tantos…”.
Así podríamos resumir lo que hoy informará María Elena Limón García como alcaldesa de Tlaquepaque en sus casi primeros 12 meses de gestión, que se han  caracterizado por la enorme e inédita rotación de personal de primer nivel y para lo que no le ha temblado la mano.
Enmedio de escándalos y de un desfile interminable de colaboradores de primer nivel que salieron antes de acomodarse en su sillón, empezando por los enviados de Enrique Alfaro: Jesús Reynoso y Esteban Garaiz, Limón García llegará a su informe de gobierno en un acto en el que seguramente luego habrá mucho qué comentar.
Y es que, como para no perder la costumbre de los escándalos, María Elena Limón llegará a su informe con su más reciente “travesura” que acusan de irregular y de que le podría costar varios millones al ya de por sí empobrecido Ayuntamiento: la revocación de la concesión, primero, y el retiro de los parquímetros, inmediatamente después -lo que es considerado un robo por ser propiedad ajena-, con el pretexto de concursar para que Tlaquepaque sea considerado “Pueblo Mágico”.
Y decimos que fue su más reciente “travesura” porque al interior del propio Ayuntamiento advirtieron que dicha decisión fue más en respuesta a una venganza y el mensaje reiterado que ha enviado en cada una de estas decisiones: de que en Tlaquepaque solamente sus “chicharrones truenan”.
A diferencia de Guadalajara, donde hay un proceso de revocación de la concesión de los parquímetros pero cuyos aparatos no han sido retirados, en Tlaquepaque Limón García ordenó retirarlos inmediatamente para evitar que la empresa pudiera ampararse, aún a sabiendas de que tendrá que pagar una inemnización que, todo indica, no será nada barata.
Pero resulta que los aparatos son propiedad de la empresa concesionaria, con sede en Veracruz, quien ganó la licitación en un concurso de carácter nacional y quien le pagó al Ayuntamiento por cada uno de los parquímetros. Dichos aparatos se retiraron y están en manos del gobierno, cuando son propiedad ajena.
Pero no sólo eso, sino que en una demostración de poder, incurriendo incluso en abuso de autoridad, a decir de algunos expertos, la “Nena” Limón revocó la concesión sin notificar a la empresa del punto de acuerdo aprobado en sesión de Cabildo, y sin ejecutar dicho acuerdo a través de un juicio ante la autoridad jurisdiccional correspondiente, dándole oportunidad a la concesionaria de actuar en consecuencia.
Pero, además, este servicio de parquímetros no significa un gasto para el Ayuntamiento, ya que además de que le era entregado el 30 por ciento neto de lo que se recaudaba por este concepto, la empresa cubría todos los gastos, incluso el salarial, del área de estacionómetros.
Así es que este nuevo capricho de la alcaldesa de Tlaquepaque, Limón García, puede costarle a su gobierno varios millones de pesos por indemnización.
Pero no sólo eso, sino que el argumento para para tomar dicha decisión no tenía un fundamento o una justificación, pues además de que en ese momento no existía ninguna certeza de que Tlaquepaque obtuviera la denominación de Pueblo Mágico, ahora el secretario de Turismo federal, Enrique de la Madrid, ya declaró que ante los recortes presupuestales ya no habrá ni un sólo peso para la denominación de nuevos Pueblos Mágicos.
O sea que el argumento de la “Nena” Limón para revocar la concesión y retirar los parquímetros ya no tiene razón de ser. Esto es, se quedó “vestida y alborotada” pero con una deuda millonaria por un capricho y un acto de venganza que no dejará ninguna ganancia al Ayuntamiento ni a los tlaquepaquenses.
Claro, nada de esto nos es extraño ya.