Luego de que en su primer trienio al frente del Ayuntamiento de Zapopan, Jesús Pablo Lemus Navarro conoció los “tejes y manejes” desde el poder, comenzó a levantar los andamios necesarios dentro de la estructura de gobierno para satisfacer sus intereses y los de un grupo de empresarios a los que ha favorecido particularmente, y aprendió con creces, como todo buen político mañoso, la manera de beneficiarse desde el gobierno, hoy el alcalde quiere imponer a un… contralor “carnal”.

Y para ello ha recurrido a diversos artilugios (maña, trampa, subterfugios), comenzando porque no fue sino hasta ocho meses después de iniciado su segundo trienio al frente del gobierno zapopano cuando Lemus Navarro dio paso para la creación de la Contraloría Ciudadana, ocho meses en los que no hubo quién vigilara y revisara las acciones de su gobierno. O sea que actuó “a pie suelto”.

No contento con actuar libremente durante ocho meses sin que nadie lo vigilara, auditara o fiscalizara al interior de su gobierno, Jesús Pablo sometió a consideración del pleno de regidores el nuevo reglamento para la designación del Contralor Ciudadano, pero otra vez con una trampa de por medio: le quitaba a la Contraloría la facultad de sancionar y se la endosaba a la Sindicatura, donde todo mundo sabe que quien sea el titular está bajo las órdenes del presidente municipal de quien es subordinado.

Para su mala suerte, el Observatorio Permanente del Sistema Estatal Anticorrupción descubrió su artimaña y no sólo la hizo pública sino que ordenó la suspensión del proceso, advirtiendo que si no se corregía el punto con que se pretendía engañar a la ciudadanía el Comité de Participación Ciudadana no avalaría la decisión tomada.

El Observatorio puso en evidencia la intención de Jesús Pablo Lemus. Subrayó: “Hacer que la substanciación y la resolución de las faltas administrativas sean facultades de la Sindicatura puede generar uso político de las mismas, puesto que el Síndico es electo de la misma planilla que la del Presidente Municipal durante las elecciones”.

Y para que no quedara duda del propósito de Jesús Pablo Lemus, Jesús Ibarra, integrante del Comité de Participación Social, también hizo ver dónde estaba la trampa. Dijo:

“No puede ser el juez la autoridad arbitral parcial, a un color de un partido y menos el partido que ganó que tiene la mayoría en un ayuntamiento.  La independencia y la imparcialidad suponen que el titular o la titular así como la estructura del órgano interno de control sean seleccionados con criterios de mérito de capacidad y profesionalismo y cuidando mucho que no exista ningún tipo de militancia política o partidista”.

El OPSEA fue contundente en su postura: “Esta determinación es preocupante porque va en contra de la recomendación del Comité Coordinador del Sistema Estatal Anticorrupción relativo a la estructura mínima de los Órganos Internos de Control, así como también de las recomendaciones respecto a la estructura de los Órganos Internos de Control de nuestro Quinto Informe”, además de que con ello se violentaba el artículo 52 de La Ley de Responsabilidades Políticas y Administrativas del Estado y el artículo 10 de la Ley General de Responsabilidades Administrativas, lo que al parecer a Lemus Navarro poco le importaba.

Descubierta su trampa, a Jesús Pablo no le quedó otra salida que someterse a lo que establece la ley y hacer las modificaciones y ajustes necesarios para que sea la Contraloría Ciudadana y no la Judicatura la que sancione las conductas incorrectas e ilegales de los funcionarios zapopanos, cambios que se aprobaron en la sesión del 28 de junio en donde se anunció que en 10 días se lanzaría la convocatoria para el registro de aspirantes.

Han trascurrido no diez sino 30 días de aquella sesión y es fecha que no se ha lanzado la convocatoria. ¿Y saben por qué? Porque Jesús Pablo Lemus y secuaces buscan imporner a su… contralor “carnal”.

Así lo ha denunciado la Contraloría Ciudadana Independiente que encabeza Jorge Carlos Ruiz, quien en más de una ocasión ha señalado que hay muchos manejos y licitaciones con presuntas irregularidades que nadie se atreve a señalarlas, gracias a la estrategia de no contar con un Contralor interno.

En este marco, la Contraloría Ciudadana Independiente advierte que en Zapopan se prepara un “mega fraude” para la elección del contralor ciudadano, pues se pretende imponer a un funcionario de la Secretaría de la Hacienda Pública del Estado (antes Finanzas), pues la intención de Jesús Pablo Lemus es que no llegue alguien que pueda revisar a fondo y auditar las obras y licitaciones que se han manejado de manera oscura en el gobierno emecista zapopano.

¿Y qué papel juegan en este asunto los regidores de oposición -Morena, PAN y PRI- en Zapopan? ¿Ya fueron “maiceados” por el alcalde o actuarán con la responsabilidad que les exige su cargo?

Al tiempo.