Julio César Hernández
¿Quiénes apostaron a ser los beneficiados de los dos últimos rumores que se soltaron en los corrillos políticos, particularmente en las últimas horas de ayer miércoles?
Por un lado, primero se “filtró” el rumor de que el auditor superior del Estado, Alonso Godoy Pelayo, había presentado su renuncia o que lo haría dentro de un mes (¡brujos!); por el otro, que en una reunión entre los diputados que conforman la bancada del PRI en el Congreso, habían decidido la destitución de Roberto Marrufo Torres como coordinador de la fracción.
¿Quién o quiénes han tenido interés en el caso del Auditor Superior y quiénes aspirarían a ocupar el cargo que tiene Marrufo Torres?
¿Fueron ellos o sus operadores los encargados de “regar como pólvora” ambos rumores que fueron recogidos por algunos medios de comunicación y los difundieron inmediatamente?
¿Cuál era el propósito de ambos rumores ? ¿Deveras no tiene que ver un rumor con el otro? ¿Por qué pretendieron “amarrar” ambos temas en unas cuantas horas?
Sin duda que los primeros sorprendidos con ambos rumores fueron las víctimas de ellos: Godoy Pelayo y Marrufo Torres, aunque hay quienes consideran que existen razones para que ambos fueran ciertos.
Pero no lo fueron. Y mientras en la Auditoría Superior continuará el trabajo normal, en la fracción priista el ambiente cada vez será más incómodo, pues queda registrado que dentro de la misma hubo quienes pretendieron darle “golpe de estado” a Roberto Marrufo.
Y que nadie diga que todo es paz, armonía y amor entre los legisladores del PRI.