A once días de que Enrique Alfaro Ramírez cumpla su primer año al frente del gobierno de Jalisco -el próximo viernes seis de diciembre-destaca, entre muchas otras cosas, un hecho que podría calificarse de muchas maneras pero que basta con decir que es algo terrorífico: el brote de cuerpos enteros o desmembrados del fondo de la tierra.

Y no son zombies…

Del “se matan entre ellos” se ha pasado al “se entierran entre ellos”. Y al parecer, desgraciadamente nos estamos acostumbrando a que sea un lugar común la aparición de cadáveres completos o en partes un día sí y los demás también.

En lo que va del año -al menos hasta el momento de escribir estas líneas-, se han localizado 243 cadáveres completos o desmembrados en fosas, casas de seguridad o simplemente envueltos en bolsas o cobijas en algún predio de Jalisco, de acuerdo a reportes de la Fiscalía del Estado, en un recuento publicado el domingo por el periódico El Occidental. Pero a esta cantidad hay que sumarle los siete cuerpos encontrados el domingo en una fosa en Lagos de Moreno, para hacer un total de 250 cuerpos en los once meses de este año.

A su vez, el diario El Informador publicó también el domingo que en este 2019 han sido exhumados 183 cuerpos en 31 fosas clandestinas, de los cuales 166 fueron encontrados completos y que sumando las cabezas o torsos encontrados la cifra podría incrementarse a los 199, solamente en esas fosas.

Las cifras anteriores significarían un incremento del 93% en este gobierno de la #Refundación, contra los 103 cadáveres que en 2018 se encontraron en 29 fosas.

Los casos más emblemáticos de esta terrorífica historia que en el gobierno alfarista apenas comienza, son los siguientes:

  • 14 de marzo: Canal de aguas negras en Ixtlahuacán de los Membrillos: 20 cadáveres.
  • 17 de mayo: Finca en la colonia El Campanario (Zapopan): 30 cuerpos.
  • 13 de juloio: Casa de seguridad en Santa Cruz de las Huertas (Tonalá): 21 cuerpos.
  • 3 de septiembre: Poblado La Primavera (Zapopan): 119 bolsas con partes de cuerpos cuyo último reporte registraban un total de 34 cuerpos.
  • 7 de noviembre: Fosa en el poblado El Zapote del Valle (Tlajomulco): 31 cadáveres en total, dentro de bolsas.
  • 20 de noviembre: Fosa en la colonia El Mirador (Tlajomulco), donde el fin de semana se sumaron 54 secciones anatómicas dentro de bolsas.

Aún restan 36 días para que concluya este año 2019 y la cifra de cadáveres hasta ahora encontrados en fosas o casas de seguridad -completos o en partes-, podría incrementarse hasta un número infinito y, por supuesto, es imposible pronosticar cómo cerrará el sexenio naranja en este terrorífico caso. Pero, ¿cómo es que fácilmente se pueden abrir tantas fosas de diversa dimensión sin ser descubiertos? ¿Cómo es que se pueden trasladar de un punto a otro un número espantoso de cadáveres sin que nadie se dé cuenta? ¿Cómo es que en Jalisco su tierra es “fértil” para que brote tal cantidad de cadáveres sembrador por quién sabe quién ante la ceguera de las autoridades?

Sin duda, pues, que hechos como estos no son para presumir en un gobierno preocupado más por refundar un estado que por otorgar seguridad a sus ciudadanos y cuidar de su territorio. ¿O es que el gobierno no tiene la capacidad para evitar que Jalisco sea convertido en el cementerio más grande del país?