Diego Monraz Villaseñor decidió no “bajarse” a hacer escala en la calle Vidrio, con rumbo a Zapopan, y seguir en “circulación” en el Macrobús del erario público estatal, quedándose al frente de la Secretaría de Vialidad por lo que resta de la administración de Emilio González Márquez.
Salvo, subrayo, que el dirigente nacional Gustavo Madero le asegure que ya habló con todos los panistas zapopanos y los convenció de que votaran por él, comprometiéndose, además, a que trabajarán unidos y armoniosamente en su campaña con rumbo al 2012.
Esto último puede suceder, por supuesto. En política no hay nada escrito y nada se acaba hasta que se acaba.
Pero mientras llega el milagro antes del 10 de diciembre, que es la fecha límite para registrarse habiéndose ya separado del cargo que ocupa, se asegura que la decisión de Monraz Villaseñor es finalmente no aventurarse a remar contra la corriente e ir en busca de la candidatura a la alcaldía de Zapopan frente a la contralora Maricarmen Mendoza, a la que al parecer ya no le ve ni el polvo.
Y es que la estrategia de Diego Monraz fue la equivocada para permear entre la militancia zapopana, aunque se le apareció una luz en el horizonte cuando se enteró de que el candidato a la alcaldía iba a ser designado nada menos y nada más por el “Gran Dedo” del dirigente Madero, a quien supuestamente Herbert Taylor Arthur ya había convencido de que el único capaz de arrebatarle el poder al PRI en la ex Villa Maicera era el Secretario de Vialidad.
Pero, ¡oh desgracia! que alguien osó rebelársele al descendiente de don Francisco I. Madero y lo obligó a guardar en el archivo el disfraz priista de andar designando candidatos.
Y, pues, Diego Monraz quedó más “demanificado” que los habitantes de la Costa Sur… y sin que el DIF llegara en su auxilio, mucho menos el gobernador Emilio Gonzalez, quien ante Diego y Maricarmen se comprometió a no meterse en la contienda ni tratar de inclinar los “dados” a favor de alguno de los dos.
Y, al parecer, hasta ahora González Márquez cumplió su palabra.