Tiene razón Jesús Pablo Lemus Navarro en decir que los priistas no tienen “cara” para hablar de democracia. Nadie puede desmentirlo ni contradecirlo, por mucho que pretendan matizar argumentos en contra.
“Yo les aseguro que si ustedes buscan una vaca voladora, la van a encontrar antes que un priista con vocación democrática…”, declaró irónicamente ayer el munícipe al referirse a las críticas que su cuestionado y amañado proceso de ratificación de mandato ha recibido por parte de los priistas.
Sin embargo,  él es el menos indicado para hacer ese señalamiento cuando los cargos que ha ocupado nunca han sido resultado de un proceso democrático. Todos han sido por imposición, por la voluntad de unos cuantos o de un solo hombre. ¿O qué antecedente democrático tiene el alcalde de Zapopan?
De entrada, Lemus Navarro fue presidente del sindicato patronal, Coparmex, por desición de una junta de notables, sin ningún sustento democrático, que decide a quién imponer al frente del organismo empresarial sin consulta alguna a sus agremiados.
Luego, recordemos que Lemus Navarro “suspiró” por ser candidato del PRI a presidente municipal… o cuando menos del PAN, sabedor de que su sueño solo lo podría cumplir por obra y gracia del “dedo” del gran elector priista, o sea el gobernador del Estado, pues nunca podría serlo si hubiese contendido en un proceso democrático dentro de cualquiera de los dos partidos.
Jesús Pablo forma parte de un partido político, Movimiento Ciudadano -aunque lo niegue-, donde en tan pocos años de vida la antidemocracia es su sello de presentación, donde se replicaron los métodos de elección al más viejo estilo priista aumentados y corregidos, en donde la única decisión y voz que vale es la del dueño de la franquicia, en donde ni siquiera se disimula el juego “democrático” para elegir a sus candidatos.
Lemus Navarro fue candidato del partido Movimiento Ciudadano a presidente municipal de Zapopan no porque haya sido electo por la militancia y/o sus simpatizantes, sino por la decisión de un solo hombre que es quien decide lo que se hace y no se hace dentro de este partido. Jesús Pablo fue candidato por medio del símbolo que caracteriza tanto al PRI como al partido Movimiento Ciudadano que él representa en la ex Villa Maicera: el “dedazo”.
Pero parece que al primer edil de la ex Villa Maicera le gusta la zoología y quizás por eso se refirió a lo de las “vacas voladoras”.
Retomando su alegoría, bien podemos parafrasear:
Antes que un Jesús Pablo Lemus “demócrata”, primero van a encontrar cómo se derrochan los recursos públicos en jirafas millonarias.
(Léase en voz baja:  Visite el cruce de las avenidas Patria y Acueducto).