Gilberto Pérez Castillo

En una entrevista con el periodista Julio César Hernández, el todavía dirigente de la Coparmex en Jalisco, Pablo Lemus Navarro, aceptó estar interesado en buscar la candidatura para alguna alcaldía en el 2012.
Con esta declaración, Pablo Lemus inaugura la temporada 2011-2012 del traspaso de otra camada de empresarios a la clase política, en la que los veremos convertirse en candidatos a cargos de elección popular de diferentes partidos, sobre todo del PAN y del PRI.
Cada seis años se repite el traspaso de miembros del sector empresarial al político, y este 2012 no será la excepción.
Las elecciones de Presidente de la República y de Gobernador del Estado, mucho más que las intermedias, seducen a los empresarios a dejar la cómoda silla del negocio para saltar a la aventura política.
Casi todos los empresarios que saltan del sector privado al público lo hacen motivados por algunos mitos, más que por realidades. Entre dichos mitos podemos contar los siguientes:
1. Los empresarios son bien vistos por la ciudadanía. Los empresarios se equivocan: su imagen, entre la mayoría de la población, es parecida a la muy mala que tienen los políticos.
Para el común de los ciudadanos el empresario es aquel que paga un bajo sueldo por explotar a sus trabajadores, además de regatearles las prestaciones sociales, y no cuentan con una imagen positiva como ellos creen.

2. La política es fácil. Prácticamente todos los empresarios que se han pasado a la política admiten que sobrestimaron sus capacidades respecto de lo difícil que es la política en la realidad.
Aún los que habían hecho política empresarial reconocen que nada tiene que ver la aterciopelada vida empresarial con el complejo y agresivo ambiente político.

3. Cambiar lo que está mal es fácil con las reglas de los negocios. La realidad es que la política y el gobierno son mucho más difíciles y complicadas que manejar un negocio o representar al sector privado.
Lo que está en juego en la política y en el gobierno (el poder público) y el número de actores y factores que se entrelazan en la toma de las decisiones políticas hacen de la política una de las actividades humanas más complejas.
Por eso han sido muchos los empresarios que han sido gobernantes sin haber realizado los grandes cambios que prometían y que creían poder hacer.

4. Un empresario es más atractivo que un político. Los resultados electorales de los comicios donde han participado empresarios contra políticos nos señalan que la ciudadanía no genera más simpatía por los hombre de negocios que por aquellos con carreras estrictamente política.
Los empresarios derrotados en las urnas llenan ya una larga lista.
Esto muestra que los empresarios no les hacen ningún favor a los partidos políticos buscando o aceptando ser sus candidatos, como ellos creen.

5. Los empresarios son gobernantes más eficiente que los políticos. De nueva cuenta las experiencias nos indican que los empresarios no necesariamente resultan mejores gobernantes que los políticos puros.
No resulta gratuito, por lo tanto, que hasta los mismos empresarios acaben decepcionándose de sus colegas metidos a políticos.
En fin, no obstante que las experiencias -una y otra vez repetidas- demuestran que los empresarios no son mejores que los políticos, ni a la hora de hacer campaña ni a la de gobernar, volveremos a ver a empresarios afectados por la ambición del poder público y a partidos políticos solícitos, ofreciéndoles candidaturas a los empresarios y dirigentes empresariales, creyendo que con eso se hacen más competitivos electoralmente.
*Publicado en la edición 92 del semanario Conciencia Pública.