La congruencia no siempre es la característica de quienes ambicionan llegar al poder, aunque son expertos en el “gatopardismo”, que en lenguaje llano es aquello de: “Es la misma gata, nada más que revolcada…”.
Y esto le viene “como anillo al dedo” a quien hoy se registrará como precandidato a la presidencia municipal de Zapopan por el Partido Movimiento Ciudadano, luego de que sus planes políticos se vieron acelerados tras ser removido como conductor de un informativo en la empresa Promomedios de Occidente, Pablo Lemus Navarro, quien por cierto a “todo le pega y a nada le atina”, pues lo mismo es “empresario”, que “comunicador” y ahora “político”.
Ejemplos de incongruencias públicas en quien pretende gobernar el segundo municipio más importante de Jalisco existen al por mayor. Anotemos sólo algunos:

  • En su cuenta de Twitter se presenta como “comunicador” -la verdad sólo fue “conductor”-, y presume: “…sin militancia en partido político (ni ahora ni nunca) -como si eso fuera un pecado en un país con un sistema de partidos para acceder al poder-. Sin embargo, acepta ser candidato de uno de los partidos más antidemocráticos donde una sola persona decide quién es -como en su caso- y quién no es candidato. Lemus será candidato por decisión de una sola persona, no por resultado de un ejercicio democrático interno del partido político que lo postulará. Recordemos que fue presidente de la Coparmex por decisión de sus “padrinos”, no por decisión del empresariado jalisciense.
  • Habla de moralidad y critica a los corruptos y a los políticos que se aprovechan y se benefician de sus cargos públicos para hacer negocios y enriquecerse. Sin embargo, como “comunicador” nunca alzó la voz para criticar, condenar y denunciar públicamente a quien lo sucedió en la dirigencia de la Coparmex y se benefició de la contratación de su empresa en el Ayuntamiento de Zapopan sin que hubiese un contrato de por medio, según lo denunció ante la Auditoría Superior del Estado quien lo acompañará como candidato a diputado por el distrito seis y hoy es regidor del Partido Movimiento Ciudadano, Augusto Valencia López.
  • Tampoco criticó, condenó ni denunció públicamente, como “comunicador”, a quien lo sucedió en la presidencia de la Coparmex, de quien dicen que también se aprovechó de su cargo para que su empresa se viera beneficiada con contratos millonarios en la pasada administración estatal panista y en la actual priista, al menos en el primer año.
  • Mucho menos, como “comunicador”, criticó, condenó o denunció públicamente a quien durante la pasada presidencia de la Coparmex fue representante del sindicato empresarial ante FOJAL y aprovechó su cargo para beneficiar a su empresa con contratos millonarios, no obstante que la denuncia la hizo en primera plana el diario Mural en el que colabora el propio Lemus Navarro.
  • A sus críticos, los acusa sin presentar prueba alguna de ser corruptos, de recibir “mochadas” o “chayotes”. Sin embargo, guarda silencio ante los señalamientos de que durante su presidencia en la Coparmex recibió recursos del erario público para remodelar las oficinas privadas del sindicato empresarial.
  • Cómo olvidar aquella confesión que como presidente de la Coparmex hizo ante los micrófonos de Radio Noticias 1070 de que le gustaría ser candidato a la presidencia municipal de Guadalajara o Zapopan -la ambición no tiene límites geográficos-, ya fuera por el PRI o por el PAN -la ambición no tiene colores aborrecidos-, partidos a los que hoy critica tras “cobijarse” en las siglas del Partido Movimiento Ciudadano.

Estas son, pues, algunas muestras de aquel otro dicho que reza: “De lengua me como un taco…”, y de cómo la incongruencia parece ser una característica de quienes ambicionan el poder, cuando una cosa es la que dicen y otra la que hacen.
Y repito, estas son apenas algunas muestras. Hay más.