Como el “Juan Charrasqueado” de la canción, el gobernador Enrique Alfaro Ramírez no entendió razones y decidió tirar por la borda 29 millones de pesos en una consulta sobre el famoso y polémico Pacto Fiscal que estaba destinada al fracaso, y que ni siquiera cumplirá con el verdadero propósito de su realización, que fue promover la figura del Mandatario jalisciense a nivel nacional ante los bajos bonos que traía en las más recientes mediciones de aprobación ciudadana.

Se han llevado a cabo tres jornadas de consulta en igual número de fines de semanas, y el gobierno insiste en querer ver el “vaso medio lleno” cuando la realidad lo representa “medio vacío”, pues mientras se requieren 2.5 millones de ciudadanos que hayan respondido “si” a la inentendible pregunta para hacerla vinculante, o sea para que se tomen las acciones necesarias ante las autoridades federales, la cantidad de participantes alcanza apenas las 329 mil personas que acudieron a las urnas, sin saber, incluso, el sentido de su respuesta.

El gobernador Alfaro y el Consejo Estatal de Participación Ciudadana, que preside la funcionaria a la que cuando no le da flojera responder las preguntas de los reporteros le da hambre, Margarita Sierra, insisten en asegurar que este proceso ha sido un tremendo éxito porque, como dijo el gobernador, quién carambas logra que participe más de 300 mil personas en un ejercicio como éste. Sin embargo, se le olvida que una gran cantidad de los participantes fueron funcionarios públicos estatales y municipales, muchos de ellos obligados a participar, a llevar a sus familiares -incluso menores de edad-, y mínimo a diez personas más.

De estas casi 329 mil personas participantes, hay que depurar el listado y precisar cuántos fueron adultos con credencial de elector, cuántos adolescentes y cuántos menores de edad de siete años para adelante. Pero a lo anterior, habría que considerar también -difícil medirlo- cuántos del resto de los participantes lo hicieron totalmente convencidos y por propia voluntad, entendiendo además de qué se trataba y los alcances de la pregunta. Y destaco lo de “entendiendo” la pregunta, porque sé de no pocas personas que creyeron que participar significaba una solución mágica al problema y que al día siguiente la Federación enviaría de inmediato a Jalisco los recursos que está pidiendo. Nada más añejado de eso.

O sea, quieren “vender” como éxito una participación ciudadana “obligada” y sin comprender exactamente el significado de la pregunta, pues terminan por creer que será algo que no es ni será. Machacar en redes sociales que la ciudadanía forma largas filas en algunas casillas para hacer creer que esa imagen es común en todas las casillas en el estado, es parte de ese mismo engaño. Y raya en el absurdo considerar la pobre participación ciudadana en esta consulta como un gran evento al nivel del campeonato ganado por el Atlas o la multitudinaria manifestación de duelo por la muerte de Vicente Fernández.

Y más absurdo es pretender engañar con lo del “vaso medio lleno” cuando este pasado fin de semana la participación ciudadana fue mucho menor que los dos fines anteriores, pues sólo se contabilizaron 83 mil personas 648 contra las 131 mil 611 del anterior y 113 mil 731 del primero.

Hay quienes consideran que, a pesar de todo, si se logra a participación de medio millón de jaliscienses se habría cumplido con parte del propósito, que es precisamente la participación ciudadana en un ejercicio como éste. Pero cuando tienen una meta definida de 2.5 millones de participantes, 500 mil es, dígase lo que se diga, un fracaso. Claro, resta esperar si en el próximo y último fin de semana de consulta acuden a las urnas los casi 172 participantes que faltan para ese medio millón.

Así, pues, esta consulta sobre el Pacto Fiscal será prácticamente un robo en despoblado, pues se habrán gastado 29 millones de pesos para nada, para satisfacer sólo un capricho que no alcanzó ni siquiera para promover la imagen que se pretendía. Y tan es así, que el propio gobierno ya reconoció su fracaso y aceptó que no se alcanzará la participación de 2.5 millones de ciudadanos para hacerla vinculante.

Y quien la impulsó tan lo sabia y se dio por vencido, que decidió irse de vacaciones.