Por José Antonio Elvira de la Torre
Parafraseando el título del libro “Doce cuentos peregrinos” de Gabriel García Márquez -que comenzó a escribir en los setenta y finalmente se publicaron a inicios de los 90-, me permito compartir algunas preocupaciones y deseos personales (aunque solamente planteo 6), que han ido y venido en los últimos días, sobre la jornada electoral del próximo dos de junio, como nuestra forma de organizar los comicios, las autoridades electorales, la competencia política y, sobre todo, la importancia de las y los ciudadanos en la elección.
1. La persistente intervención de gobiernos y funcionarios públicos. No sólo se trató de declaraciones que perjudican a sus adversarios y favorecen a sus aliados que en sí mismas son graves, sino de una triada que erosiona la integridad electoral: a) desvío y utilización indebida de recursos públicos (financieros, materiales, humanos, técnicos, de información, de inteligencia y de comunicación) para facilitar sus aspiraciones personales y las de su partido o, en su defecto, para minar las posibilidades de los opositores; b) presión sobre funcionarios y empleados públicos para apoyar a partidos y candidaturas específicas, ya sea con el ejercicio de su autoridad o participando en actos de campaña; y c) restricciones o amenazas a la ciudadanía sobre la continuidad o no de programas, bienes y servicios públicos.
El deseo peregrino es que esa movilización indebida de recursos gubernamentales no se despliegue durante la jornada electoral para que la ciudadanía vote con libertad y sin restricciones, materiales o simbólicas, a sus preferencias.
2. La insuficiencia de la ley para que actores políticos individuales (aspirantes, candidatas y candidatos) y colectivos (agrupaciones y partidos políticos, organismos civiles, sindicatos…), respeten los tiempos y restricciones legales. Hubo ejemplos múltiples de aspirantes y candidatas/os que no cumplieron con los tiempos y modalidades de las contiendas, sino que ignoraron cínicamente las restricciones legales sobre financiamiento y topes de gasto de campaña. El segundo deseo peregrino: que en estos días del periodo de reflexión del voto, y el mismo día de la votación, no se presenten casos de promoción disfrazada e indebida de candidatas y candidatos, sobre todo a través de plataformas de internet y redes sociales digitales.
3. Las largas campañas electorales, el costo que implican y la finalidad que persiguen. Cada vez más las campañas se perciben de poca utilidad social, tanto en duración como en costos, lejanas al propósito esencial de la política -la representación de intereses, la cooperación y la acción colectiva para la solución de los problemas públicos-, y que contribuyen al descrédito de la democracia, los gobiernos y la política. Quienes se preocupan del poco interés y rechazo que los políticos y las organizaciones políticas tienen en buena parte de la población, son los mismos que realizan campañas orientadas a la banalización y la vaciedad de las ideas, porque eso les conviene. Tercer deseo peregrino: no perder de vista nuestra responsabilidad cívica, para que con nuestro involucramiento en lo público y nuestro sufragio, contribuyamos a mejorar el funcionamiento y calidad de los gobiernos, de los partidos, de los poderes públicos, de la democracia.
4. Fortalecer los incentivos para que la ciudadanía siga participando en la jornada electoral como funcionarios de casilla. El corazón de nuestra democracia sigue siendo las y los ciudadanos que con su participación, recibiendo y contando los sufragios, garantizan elecciones limpias y legales. Con tantas tareas por realizar para hacer posible la elección, se pierde de vista que lo más importante es contar con funcionarios de casilla imparciales. Debe discutirse un modelo más atractivo que revierta la tendencia creciente de rechazo a ser funcionarios de casilla y ofrecer mayores incentivos y facilidades para que más personas acepten serlo. Cuarto deseo peregrino: que el cumplimiento de asistencia de funcionarios de casilla capacitados sea muy elevado, y que las condiciones para su integridad y desempeño sean óptimas, para garantizar la instalación y buen funcionamiento de las mesas de votación.
5. Que el 2 de junio sea una muestra de la orientación democrática y la responsabilidad cívica. Es tarea de todos redoblar esfuerzos para formar a las personas en una cultura democrática que privilegie el diálogo, el interés por informarse, la libertad para definir y expresar sus preferencias y las capacidades cívicas para ejercer sus derechos civiles y políticos y reconocer el mismo derecho en otras personas. Quinto deseo peregrino: que la asistencia a las urnas sea abundante, en condiciones de plena libertad, sin riesgos ni amenazas a la seguridad e integridad de las personas, para que la decisión de quien debe gobernar el país, la entidad y nuestro municipio, refleje fielmente las preferencias e intereses de la ciudadanía.
6. Que los resultados electorales no sean motivo de confrontación ni violencia. Que los resultados electorales no signifiquen un motivo más de confrontación y que los actores políticos actúen con responsabilidad. No significa que si existieron irregularidades no se hagan denuncias ni se presenten recursos legales. Sexto deseo peregrino: que las autoridades administrativas y jurisdiccionales lleven a cabo sus respectivas encomiendas con un alto sentido de responsabilidad y que los interesados rechacen la violencia como forma de dirimir las controversias.