Gilberto Pérez Castillo
Una imagen pública se construye con hechos, no con meras declaraciones o con spots de televisión y radio. Por eso si de verdad los diputados locales integrantes de la LVIII Legislatura local quieren mejorar la pésima imagen que esa institución tiene deben mostrar con hechos sus dichos y remover del cargo de Secretario General del Congreso al ex diputado local Alfredo Argüelles Basave.
Alfredo Argüelles fue diputado local de la LVII Legislatura que terminó sus funciones el último día de enero, y que ha sido la que más ha contribuido al deterioro de la imagen de los diputados por los abusos que esos legisladores cometieron al erario público y por los actos de corrupción en los que incurrieron la mayoría de ellos.
Para no ir más lejos, Argüelles Basave fue uno de los dos diputados del PAN que fueron balconeados por líderes camioneros al acusarlos de chantajearlos con 3 millones de pesos a cambio de aprobarles una ley que permitiera un incremento automático a la tarifa del transporte público de acuerdo al incremento de la inflación.
Esta fue una razón suficiente para que Alfonso Petersen, el nuevo alcalde de Guadalajara, decidiera de manera prudente desistir de su intención de integrar a Argüelles a su equipo de gobierno, como era su intención original.
Argüelles es el mismo que hizo el viaje a China en las últimas semanas de la Legislatura, junto con otros diputados, cuando era imposible justificar el gasto que cubrió el Congreso. Y es el mismo que les mintió a los jaliscienses al asegurar que los gastos no habían corrido a cargo del erario público y que después fue evidenciado al exhibirse un recibo de más de 90 mil pesos que recibió por concepto de gastos del viaje.
Estas solas evidencias deberían ser suficientes para obligar a los integrantes de la LVIII Legislatura a remover a Argüelles del nombramiento de Secretario General del Congreso del Estado que le asignaron horas antes de terminar su trienio los anteriores diputados.
LA GENERACIÓN PERDIDA
Alfredo Argüelles Basave pertenece a una generación de jóvenes políticos panistas en las que muchos jaliscienses fincaron sus ilusiones de que la política en Jalisco se adecentaría. Pero la mayoría de quienes pertenecen a esa generación prefirieron disfrutar de las mieles y los excesos del poder a impulsar el desarrollo político y gubernamental del Estado.
A quienes han logrado brincar de un cargo público a otro les costaría mucho trabajo explicar el cambio en su nivel de vida y el aumento de su patrimonio si éstos se compararan con los ingresos lícitos que han obtenido por su paso en el gobierno.
Tal es el caso de Alfredo Argüelles, quien ha pasado desde 1995 a ser asesor del Congreso del Estado, Jefe Jurídico de la Oficialía Mayor de Padrón y Licencias y después Síndico del Ayuntamiento de Guadalajara a diputado local y, desde el primero de febrero, Secretario General del Congreso.
Como se recordará, fue precisamente en la administración municipal tapatía en la que Argüelles fue Síndico en la que se dieron sonados escándalos de corrupción relacionadas con la venta de espacios públicos, maquinas de videojuegos y apuestas, las concesiones de anuncios en las vías públicas a la empresa Eumex y la instalación del cableado de Telemedia. También en esa función se distinguió por no escatimar en gastos cuando éstos son pagados con el erario público.
Iniciado en la política en el grupo de Francisco Ramírez Acuña y de Eduardo Rosales, Argüelles tuvo una aventura trianual con el grupo del ex alcalde Fernando Garza, con quien fue precisamente Sindico de Guadalajara.
Caído en desgracia Fernando Garza, Argüelles volvió al cobijo de su grupo original y con ellos jugó para convertirse en el dirigente del PAN en Guadalajara, cargo que ostenta actualmente.
Hace tres años se convirtió en candidato a diputado local por un acuerdo de grupos, no obstante la queja de su contrincante Laura Ibarra que advertía a los panistas que Argüelles estaba en la lista de los funcionarios que habían sido denunciados por ciudadanos en la mesa que para tal efecto instaló el PAN, acusado por soborno y encubrimiento, acusaciones que el partido se negó a investigar.
Luego de ganar la elección. Alfredo Argüelles se integró a la LVII Legislatura, misma que pronto olvidó las diferencias partidistas y en la que sus integrantes se distinguieron por un abusivo y vergonzoso saqueo del erario público, por el lavado de cuentas públicas de funcionarios corruptos y por el casi nulo beneficio que en materia legislativa dejaron a los jaliscienses.
Después de los resultados obtenidos por el PAN en julio del 2006, e impulsado por el dirigente estatal panista Eduardo Rosales, Argüelles esperaba que llegara el primero de enero para integrarse como Director de Desarrollo Social al gobierno tapatío de Alfonso Petersen. Pero el escándalo del soborno a los transportistas reventó en las vísperas y el nuevo alcalde prudentemente prescindió de sus servicios.
Entonces, en un acto de desesperación, de esos que padecen quienes se acostumbran a vivir del gobierno, Argüelles promovió una reforma urgente a la ley que regula la vida del Congreso para poder convertirse en Secretario General, cargo que le entregaron horas antes de salir sus compañeros de vergüenzas, los diputados de la Legislatura saliente.