En medio de un cuestionable y criticable sexto informe de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador -lleno de fantasías y mentiras-, ayer quedó patentizado los “platos rotos” que a lo largo de este sexenio tuvo que pagar Jalisco y los jaliscienses por la permanente confrontación que sostuvo el gobernador Enrique Alfaro Ramírez con el presidente de la República y el gobierno federal, desde antes de asumir la gubernatura -recuérdese el discurso en la Rotonda como gobernador electo-, particularmente en los primeros dos años y medio, y cuyos daños no lograron resarcirse en el resto de la administración.

Las únicas menciones que López Obrador hizo ayer de inversiones en Jalisco durante su gobierno fueron tres: dos, para referirse a igual número de magnas obras iniciadas en el gobierno de Enrique Peña Nieto, o sea que él sólo las concluyó: la Línea 3 del Tren Ligero y la presa El Zapotillo; y una más en la que aportó la misma cantidad de recursos económicos que el gobierno del Estado, para la Línea 4 del mismo Tren. Nada más.

Ahora podrán alegar que el gobierno federal se olvidó de Jalisco, sí, pero no fue gratuito. El Mandatario estatal debe asumir la responsabilidad que tiene en ello, pues nadie puede esperar apoyos de quien atacas, criticas y confrontas recurrentemente con un propósito más político-electoral que el de la justicia. No puedes estirar la mano derecha para recibir, mientras “pegas” con la izquierda.

Aquí en Marcatextos, a lo largo del sexenio, fuimos insistentes en advertir que la ausencia de inversión del gobierno federal en Jalisco no era otra cosa sino los “platos rotos” que había que pagar por el “pleito” que desde noviembre del 2018 Alfaro Ramírez le “cantó” a López Obrador. Y así lo estamos comprobando a 30 días de que Andrés Manuel entregue la banda presidencial a Claudia Sheinbaum Pardo. Ya ni tiempo habrá para invertir en la rehabilitación de la red carretera federal, reclamo último del gobernador, ni mucho menos para que le sean reembolsados los 2 mil millones de pesos que le fueron recortados al estado del presupuesto federal.

Ayer en su sexto informe de gobierno, López Obrador se refirió a los 4 mil millones de pesos que su gobierno invirtió para concluir la Línea 3 del Tren Ligero, cuyo costo total fue de 33 mil millones de pesos. O sea, 29 mil millones fueron invertidos por el gobierno de Peña Nieto y el actual gobierno federal aportó apenas poco más del 10 por ciento del costo total de la obra.

También mencionó la inversión que su gobierno hizo para concluir la presa El Zapotiilo. En esta administración se aportaron poco más de 8 mil millones de pesos, de los casi 18 mil millones que costó la magna obra hidráulica. Pero esto se hizo más como un compromiso personal que el propio López Obrador asumió con los habitantes de Temacapulín, Palmarejo y Acasico, que por una gestión del gobierno estatal que siempre acordó que parte del agua almacenada en este vaso, se desviara para abastecer a Guanajuato.

Y la tercera inversión lópezobradorista en Jalisco fue para la Línea 4 del Tren Ligero, por un monto de dos mil millones de pesos, cantidad igual a la aportada por el gobierno estatal, de un total de 9 mil 700 millones de pesos que costará la obra. Los poco más de 5 mil millones restantes serán aportados por inversionistas particulares. Esta obra bien puede interpretarse como la “estrellita” que AMLO le colocó en la frente al gobernador, en la recta final de sus gobiernos, por su “buen comportamiento”.

En síntesis: Ni una sola obra en Jalisco con el sello de la 4T; sólo concluyó dos obras iniciadas en el sexenio priísta y aportó “algo” para otra que tiene más selló alfarista que lópezobradorista

¿Fue mucho o poco lo invertido en seis años por el gobierno federal en Jalisco? Valga recordar, como referencia comparativa, que en los dos primeros años de su gobierno, Peña Nieto invirtió 3 mil millones de pesos en el campo jalisciense. ¿Cuánto invirtió López Obrador en el campo jalisciense en sus seis años? ¿Cuánto invirtió en la construcción de nuevas carreteras en Jalisco y en la rehabilitación de las ya existentes? ¿Cuánto invirtió en Educación? ¿Cuánto en Salud?

¿Por qué López Obrador no aportó más recursos a Jalisco? ¿Por qué no hubo mayor inversión federal en el estado en diversos rubros, más allá de concluir dos obras pendientes del sexenio anterior y aportar sólo una cuarta parte de lo que costará una obra nueva? ¿Cómo le fue a otras entidades por gobiernos de oposición a la 4T que no osaron enfrentarse a López Obrador? No vayamos más lejos, ahí está el gobierno de Nuevo León, también de Movimiento Ciudadano. El mandatario Samuel García no ha dejado de alabar al presidente de la República y a la presidenta electa. ¿Resultado? Ambos lo defienden de sus adversarios políticos de la oposición.

Ahí está, pues, el resultado de dos años y medio de pleitos y confrontación del gobernador Enrique Alfaro contra Andrés Manuel López Obrador, en los que, al igual que en los tres y medio restantes, no hubo ni un peso extra para Jalisco más allá de los que estrictamente le correspondían del presupuesto federal. Los apoyos para la Línea 3, el Zapotillo y la Línea 4 llegaron cuando el Mandatario jalisciense dejó el lenguaje pendenciero y asumió una actitud más dócil frente a la 4T.

Así pagaron Jalisco y los jaliscienses, los “platos rotos” de Alfaro frente al lópezobradorismo.