Foto: @MX_Diputados

Como presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador dijo que la oposición estaba “moralmente derrotada”. Hoy, bajo el gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo, además, la oposición está cualitativa y cuantitativamente derrotada, frente a una Cuarta Transformación que, a diferencia del primer trienio del sexenio pasado, está decidida a hacer valer su mayoría calificada en la Cámara de Diputados y en la Cámara de Senadores para concretar lo que en campaña llamaron “el segundo piso de la 4T”.

Lo que ha sucedido en el Congreso de la Unión a partir del primero de septiembre, cuando esa mayoría multicolor de Morena y aliados ha hecho “oídos sordos” a los reclamos, recriminaciones, alegatos y hasta vituperios de la oposición en temas de la mayor trascendencia para el país, como la reforma al Poder Judicial, augura que no habrá nada que detenga a ese “tsunami guinda” en cuanta reforma constitucional o no consideren que es necesario “mayoritear” y concretar para lograr y consolidar su denominado Proyecto de Nación, al menos en estos primero tres años.

Y mientras la Cuarta Transformación le dice a los opositores “ni los veo ni los oigo”, esta oposición está enfrascada en sus escándalos y pleitos internos que los debilita aún más ante el Poder (así con mayúscula): el PRI, celebrando la ratificación de Alejandro “Alito” Moreno como presidente nacional del partido, luego de una polémica reforma a sus Estatutos que ahondó aún más la fractura que dejó la selección de candidatos a la elección del pasado 2 de junio. Y en el PAN, la lucha por la renovación de la dirigencia nacional pronostica que quedarán heridas abiertas que difícilmente cerrarán si quien resulte ganador no aplica con éxito inmediato la “operación cicatriz”. Para muchos militantes, la alta posibilidad de que el grupo de Marko Cortés se mantenga en la dirigencia con Jorge Romero como nuevo dirigente, no es más de lo mismo: el beneficio particular de dicho grupo. Y en Movimiento Ciudadano, su dirigencia parece estar más preocupada por ser atendida por la presidente de la República.

¿Qué puede hacer la oposición en México para entenderse con la 4T? ¿Cómo lograr “abrir” el “caparazón” guinda para ser escuchada, tomada en cuenta e incidir en las decisiones y acciones del gobierno? Ese es el gran reto que por el momento se observa muy difícil que pueda superar con éxito, pues tampoco se advierte del lado de gobierno el mínimo interés por sentarse a dialogar con ella. Y es que no tiene la necesidad de hacerlo.

Lo que en las últimas semanas ha sucedido en torno a una reforma Judicial que ya es constitucional y que el gobierno ha echado a andar toda su maquinaria para llevarla a cabo y aplicarla, es una muestra de esa implacable mayoría del partido en el gobierno que no está dispuesta a escuchar a nadie y menos a una oposición que no fue capaz de arrebatarle el poder el 2 de junio sino, al contrario, que quedó muy atrás electoralmente de la alianza victoriosa.

Las dudas que surgen ante esta realidad necesitan encontrar una pronta respuesta. ¿Qué posibilidades existen de que Claudia Sheinbaum puedan entenderse, en términos de civilidad política, no de sumisión, con un PRI encabezado “Alito” Moreno con el que no se pudo o se quiso dialogar durante los seos pasados años? ¿Como hacerlo con un nuevo dirigente que pertenece al grupo que controló los seis años anteriores al Partido Acción Nacional y con quien no hubo diálogo durante ese período de tiempo? Lo que se avecina son seis años más con la misma oposición con la qu gobernó López Obrador: derrotada moral, cuantitativa y cualitativamente. ¿O qué señales existen de que no será así?

La Cuarta Transformación hoy tiene todo y no necesita de nadie. ¿Por qué habrá de negociar con una oposición a la que “no ve ni oye”?

¿Cuál es la fórmula que puede aplicar esa oposición para anotarse victorias antes del 2027 cuando esté de nuevo en juego la integración de una nueva Legislatura en la Cámara de Diputados y en los Congresos estatales? ¿Cuál es la llave que tiene la oposición en sus manos para abrir el “cerrojo” guinda que permita el diálogo y los acuerdos en beneficio del país? Ni fórmula ni “llave” se avizora en esta oposición.

Pero ojala y venga del gobierno, de la presidente Sheinbaum Pardo, de esa mayoría legislativa, la señal de que se quiere reconstruir al país sin derrumbar lo que aún dejó en pie el obradorismo y que fue sostén por muchos años de un México en camino a la democracia, a la transparencia, al avance y al desarrollo a la par de muchos otros países que han logrado la prosperidad, sin ignorar, ingenuamente, -y aquí creo está el meollo del asunto-, que la Cuarta Transformación va, en serio, por un cambio de régimen a fondo y hacer realidad su Proyecto de Nación.

Ojalá y la oposición sepa estar a la altura de lo que se avecina…