La premura con la que Jesús Pablo Lemus Navarro realizó extraña y sospechosamente la licitación para el arrendamiento de unidades para la Comisaría de Seguridad de Guadalajara, realizada en vísperas de las vacaciones navideñas cuando la atención ciudadana está alejada de lo que hace la autoridad, y violentando la ley con la complicidad de la Sala Superior del Tribunal de Justicia Administrativa en la que presuntamente se falsificaron documentos, le cuesta al Ayuntamiento de Guadalajara y a los tapatíos en particular pagar un precio muy alto.
Porque no solamente fue lo anterior, sino que también -como lo referimos ayer- ocasionó que la empresa beneficiada con la licitación, Integradora de Apoyo Municipal, SA de CV, incumpla con el compromiso de entregar las patrullas en las fechas comprometidas, no obstante que el dadivoso gobierno de Lemus Navarro ya le entregó por adelantado… ¡3 millones de pesos!
Integradora de Apoyo Municipal, SA de CV debió de haber entregado en enero 70 patrullas tipo V6 4×2 y en febrero otras 100, para en marzo entregar las 20 restantes. Bueno, pues estamos a 11 de marzo y es fecha de que no ha entregado ni una sola de esas 170 que deberían ya de estar en manos de la Comisaría de Seguridad de Guadalajara.
Y lo peor: se presume que difícilmente las podrá entregar, junto con las 20 programadas para este mes, en lo que resta de marzo, porque no se encuentran en el mercado algunos dispositivos necesarios para la operación de estas unidades.
A todo esto: ¿qué ha hecho al respecto la contralora ciudadana de Guadalajara, Cynthia Cantero Pacheco? ¿Ya comenzó la investigación de la ilegal licitación de arrendamiento? ¿Ya tiene en su poder los documentos que evidencian la actuación irregular y presuntamente ilegal de la Sala Superior del TJA, que sirvieron de pretexto para que Lemus Navarro y sus cómplices del Comité de Adquisiciones realizaran la licitación, pese a que existía una suspensión provisional emitida en el marco de la ley por la instancia correspondiente, como lo era la Cuarta Sala Unitaria del TJA? ¿Ya tiene en su poder los documentos que evidencian el arrendamiento a sobreprecio de las unidades que ya no entregó a tiempo la empresa beneficiada? ¿Ya analizó las razones por las que Lemus Navarro y sus secuaces del Comité de Adquisiciones (Significado de secuaz: persona que normalmente acompaña y sigue a otra persona y muestra una actitud de subordinación y dependencia respecto a ella), decidieron fallar a favor de la empresa que presentó la oferta más alta y desecharon a otras que presentaron un precio menor?
Cynthia Cantero rindió protesta como contralora ciudadana el 18 de enero pasado, y dentro de una semana cumplirá dos meses en el cargo y es fecha de que ha guardado sepulcral silencio respecto a este escándalo que desde el 15 de diciembre del 2021 le estalló a Jesús Pablo Lemus. Si no toma el “toro por los cuernos” y lleva a cabo una impecable investigación en este asunto, perderá la mucha o poca credibilidad que aún le queda y estaría echando por la borda su futuro en el servicio público.
El embrollo en el que se metió por no haber renunciado a tiempo como titular del ITEI -ese es otro asunto por el que ya quedó “machada”-, no la ex culpa ni le resta responsabilidad para realizar esta investigación a fondo, de manera seria y responsable, pues desde mediados de enero protestó como contralora ciudadana y desde entonces ya ejerce el cargo.
El gran error de Cynthia Cantero fue haberse dejado llevar por el “canto de las sirenas” que escuchó de boca de Jesús Pablo Lemus Navarro, aceptando su invitación para ser contralora ciudadana, a sabiendas de que aún y cuando hubo otras y otros aspirantes al cargo, ella lo sería porque así lo había decidido ya el presidente municipal de Guadalajara y tenía a su disposición quiénes le dieran ese gusto y le cumplieran sus decisiones.
Cantero Pacheco tiene aún la oportunidad de corregir el camino torcido que parece está dispuesta a tomar para “cubrirle la espalda” a su jefe, el presidente municipal de Guadalajara. Tiene la oportunidad de enviar un mensaje a los tapatíos en particular y a los jaliscienses en general, de que no tiene etiqueta alguna que la ligue con el grupo político de los “Coparmex” para cubrir negocios, irregularidades e incluso ilícitos. De no hacerlo, quedará señalada, etiquetada, y su carrera en el servicio público dependerá siempre de la complicidad de quienes ahora todo parece que quiere encubrir. Por eso, es tiempo de que ya tome “el toro por los cuernos”
Y si no, al tiempo…