(Columna Entre Semana publicada hoy 21-10-19 en El Diario NTR Guadalajara)
La realidad ya no pudo ocultarse más. La aparición de cincio personas mutiladas pusieron al descubierto -o más bien sacaron a la luz pública algo que era un secreto a voces-, las diferencias entre los presidentes municipales de Guadalajara y Zapopan, Ismael del Toro Castro y Jesús Pablo Lemus Navarro, diferencias que sin lugar a dudas mucho tienen que ver con la lucha intestina que se libra al interior del partido Movimiento Ciudadano con miras al proceso electoral del 2021.
La historia se puede remitir a las versiones difundidas en diversos espacios y corrillos políticos sobre una futura deserción de Lemus Navarro a las filas del alfarismo para ir a formar parte de los cuadros del lópezobradorismo y ser abanderado de Morena, a sabiendas de que el ex presidente de la Coparmex no tiene partido aborrecido siempre y cuando le abran las puertas para ser candidato.
Jesús Pablo Lemus nunca ha negado estas versiones, las ha dejado correr, aunque para matizarlas un poco niega tener diferencias o desencuentros con el jefe político Enrique Alfaro Ramírez, quien también ha procurado proyectar una imagen de buena relación con el alcalde de Zapopan, no obstante las hondas diferencias que mantuvieron en torno a la venta y habitabilidad de la Villa Panamericana.
Pocos son los que creen que Lemus y Alfaro mantienen una dulce relación como la tuvieron en las campañas del 2015 y 2018. Hoy la historia es diferente, pues ante la caída en las preferencias ciudadanas del partido Movimiento Ciudadano, Jesús Pablo ha sostenido reuniones con personajes cercanos al presidente López Obrador y dirigentes de Morena, como lo reveló en su momento el columnista de El Universal, Salvador García Soto.
Y es que en estas versiones se maneja que Lemus Navarro se ha ofrecido a Morena para ser su candidato a la presidencia municipal de Guadalajara si el gobernador Alfaro Ramírez no lo apoya para serlo por el partido naranja, con lo que por supuesto pretendería quitar del camino a Ismael del Toro para buscar la reelección en el 2021 y convertirse en candidato natural a la gubernatura en el 2024.
Del Toro Castro no trae todas consigo, pues a su prácticamente desaparición como alcalde durante los primeros meses y la falta de recursos, tanto del gobierno federal como del estatal le ha cerrado los márgenes de maniobra para comprometerse con sus gobernados a hacer obra pública o ampliar los servicios municipales. Y todo esto ha encendido los “focos rojos” al interior del alfarismo, desde donde se busca mejorar la imagen de Ismael y ayudarlo para que llegue en mejores condiciones, más favorables, a la búsqueda de la reelección en la alcaldía.
Pero la “gota que derramó el vaso” fue la revelación que hizo Pablo Lemus de que fue en un edificio de departamentos de la colonia Providencia donde mutilaron a las cinco personas que fueron encontradas en Tonalá, lo que Del Toro no sólo consideró una imprudencia sino que dejó entrever que tenía otras intenciones, incluso políticas.
Dijo: “Me parece una imprudencia de parte del alcalde Pablo Lemus, que queriendo meter, a lo mejor, tal vez alguna motivación política o alguna desesperación de la circunstancia que está viviendo su municipio, a lo mejor hasta entorpezca la investigación que está haciendo la Fiscalía en este proceso para dar con los responsables”.
¿A qué se refiere Ismael cuando habla de “alguna motivación política”? Indudablemente a la ambición de Lemus por ser alcalde de Guadalajara. ¿Y cuando refiere la “desesperación de la circunstancia que está viviendo su municipio”? Sin duda a los cientos de bolsas con restos humanos que han sido encontrados en diversas zonas de Zapopan.
No tengo duda de que la guerra entre Del Toro y Lemus por el 2021 ya comenzó públicamente. ¿Hasta dónde llegará? Al tiempo.