No sé si Alonso Godoy Pelayo buscará continuar por un período más al frente de la Auditoría Superior del Estado (ASEJ) -su gestión concluye en diciembre próximo-, pero lo que sí creo y espero es que las dos terceras partes del Congreso del Estado simplemente acaten lo que establece la respectiva ley para la designación del auditor superior. Ni más ni menos.
En este marco, como era de esperarse, en los últimos días se ha emprendido una campaña en contra de Godoy Pelayo en la que sus destractores se “rasgan las vestiduras” y recurren a argumentos por demás absurdos que les surgen del estómago y/o del hígado y no del cerebro, destilando una gran cantidad de hiel como en ningún otro caso.
Sin embargo, podrán “patalear” y emberrincharse, pero ni una cosa ni otra evitarán que si así lo decide el actual auditor superior busque repetir en el cargo si cumple con los requisitos que marca la ley, como tampoco el que los diputados determinen quién será el titular de la Auditoría en función de lo que marca dicha ley tanto para los aspirantes como para ellos mismos, así se llame Alonso y se apellide Godoy Pelayo.
Por supuesto que los malquerientes del auditor superior tienen todo el derecho de expresar sus sentimientos y repetir una y otra vez los mismos señalamientos que durante años han reciclado sin prueba alguna y las acusaciones que documentalmente han sido desmentidas, pero lo sorprendente es que en ese afán de evitar a toda costa que pueda ser designado nuevamente en ese cargo -aún si cubre todos los requisitos de ley-, se recurra a minimizar, criticar y hasta despreciar logros como los obtenidos por una dependencia pública como la ASEJ, aún y cuando Godoy Pelayo decidiera no participar nuevamente.
Algunos ejemplos de esas en ocasiones hasta mezquina crítica está:
- Que con economías de la propia auditoría se haya construido un moderno edificio que queda como patrimonio del Estado, no del titular de la ASEJ.
- Que los empleados de la ASEJ, todos, disfruten de beneficios establecidos en las Condiciones Generales de Trabajo de los Servidores Públicos como despensas navideñas, incentivos por antiguedad y puntualidad, uniformes para empleadas, festejos por el Día del Niño, de la Madre, del Padre, de la Secretaria y del Servidor Público, entre otros, beneficios, además, que contrastan con las de otras dependencias o, incluso, con las del propio Congreso del Estado, pues todos los pagos se hacen puntualmente y no hay endeudamiento.
- Que sea la única dependencia pública que ostenta nueve certificaciones que ha logrado mantener, destacando la de modelo de equidad de género, la de a la excelencia por su compromiso, responsabilidad y trabajo como una organización de excelencia, la de aprobar los procesos de igualdad y no discriminación, clima laboral, accecibilidad y ergonomía, previsión social y libertad sindical, la de responsabilidad social, así como los distintivos de empresa incluyente “Gilberto Rincón Gallardo”, de empresa “Familiarmente Responsable”, la de primer edificio cardio-seguro y, la más reciente, como un lugar ideal para trabajar, entre otras.
- Que próximamente entre en vigor del Sistema Informático Estatal de Auditoría.
Se ha llegado al grado de asegurar que éste último punto y la certificación a la ASEJ como un muy buen lugar para trabajar, son parte de una estrategia del auditor superior para convencer a los diputados para que lo ratifiquen en el cargo.
Seguramente los detractores del actual auditor quisieran ver una ASEJ con poblemas financieros, con empleados inconformes, endeudada, incumpliendo con sus obligaciones laborales y quién sabe cuántas irregularidades y problemas más como las que enfrentan otras dependencias públicas.
Por otro lado, se anuncia que algunas agrupaciones no gubernamentales ya trabajan en definir el perfil del nuevo auditor superior para proponérselo a los diputados y en función de él elijan al nuevo titular de la ASEJ, ignorando que para la designación de quien será el auditor los legisladores no tienen otro camino que someterse a lo que establece la ley para dicha designación, independientemente de la cantidad de perfiles “adecuados” que reciban para quien debe ocupar el cargo, los “pataleos” que hagan los detractores de Godoy Pelayo o las advertencias de que se hará campaña en su contra para que ya no vuelvan a votar por ellos y hasta que se condenen de por vida.
Así las cosas, creo que independientemente de la decisión del actual auditor de si participa o no para ocupar nuevamente el cargo que ostenta y de los deseos de algunos legisladores a favor o en contra, el que se recurra a menospreciar hasta a los empleados de la Auditoría Superior y se minimicen los logros obtenidos por esta institución como argumento para evitar que Alonso Godoy pueda repetir al frente de la ASEJ hablan del pobre nivel de quienes los emiten.