La pregunta lanzada a la polítóloga Renata Torrent era sencilla: “¿Qué proyecto tiene Claudia Sheinbaum para los niños de preescolar?”.
El error de los propagandistas de la 4T es hablar más allá de lo que en ocasiones, como ésta, deberían, tomando como regla obligatoria que aunque no te lo pidan ensalces la figura de Andrés Manuel López Obrador. Y eso le sucedió a Renata Torrent, comentarista durante la presentación del libro “Claudia Sheinbaum Presidenta“-, del periodista Arturo Cano, quien debió de haberse llevado un amargo “sabor de boca” por como terminó su evento, organizado por la agrupación política nacional Confío en México, y en el que participó inesperadamente el periodista Federico Arreola, quien terminó por “calentar” más el ambiente.
Renata Turrent, en lugar de responder la pregunta e ir al grano, desvió el tema y comenzó a hablar sobre la seguridad en el país, asegurando que, de acuerdo a cifras del INEGI, en lo que va del gobierno de López Obrador el índice de homicidios había bajado. De inmediato un rotundo grito al unísono de “¡No! ¡No! ¡No!… ¡No es cierto!”, invadió el Salón de Consejo de la Cámara de Comercio, mientras unos pocos morenistas invitados al evento se mostraron sorprendido y tuvieron que entrar en defensa de la oradora mediante aplausos.
Fue entonces cuando Paola Arriaga, integrante de Foro Plural Jalisco, pidió que no se dijeran mentiras sobre la inseguridad, que se respetara a la gente, que no se dijeran mentiras, porque hoy daba miedo salir a las calles, hoy se tenía a una amiga o un familiar desaparecido o muerto. “Uno se siente mal que nos quieran ver la cara”, y confesó que mientras escuchaba lo que Renata decía, sintió cómo la sangre le recorría todo el cuerpo; le pidió que fueran conscientes de la realidad al dar esa información.
Los ánimos estaban caldeados y el ambiente se sentía tenso. Arturo Cano, autor del libro en cuestión, sólo atestiguaba el intercambio de palabras, pues Turrent intentaba defenderse argumentando que los datos que ella refería eran del INEGI.
Entonces entró “al quite” el periodista Federico Arreola -él dice que a petición de Salvador Cosío-, para recordarle a Paola Arriaga:
-Ustedes viven en Jalisco, donde los gobierna un pésimo gobernador… el gobierno federal hizo lo que el mediocre gobernador que tienen no ha hecho…
Con gritos de “¡No es cierto!”, Arreola fue increpado y los ánimos subieron de intensidad cuando recurrió al consabido “Calderón se robó la elección del 2006”, y los asistentes lo abuchearon. Quería seguir hablando, pero los reclamos no lo dejaban proseguir.
-¡Bueno, ¿me van a dejar hablar o no?! ¡Así no se puede dialogar…!-, dijo alzando la voz frente al micrófono.
De repente, de la parte trasera del salón un asistente le soltó: ¡¿Y lo de abrazos, no balazos?!
-¿Y eso qué? ¿Yo qué tengo que ver con eso!-, respondió Arreola sin bajar el tono de voz. Los presentes le seguían cuestionando los índices de inseguridad en el país, pero el periodista no podía hablar, y soló: -¡¿Me dejan hablar o no?!
Entonces se puso de pie Pablo García, coordinador de Confío en México en Jalisco, y, apelando a la política de pluralidad de Confío en México, pidió respeto para el orador y que le permitieran seguir hablando. Entonces le cedió la palabra a Federico Arreola, quien luego de subrayar que el problema de ahí era de ideología y del momento que se vivía, reiteró que el gobierno federal no puede estar haciendo lo que le corresponde por obligación a los gobiernos estatales.
Ante los ánimos “caldeados”, una voz los calmó al recordar que estaban en la presentación de un libro y que había que hablar de eso, pero fue entonces cuando se aprovechó para dar por concluido el evento, que seguramente no quedará en el mejor de los recuerdos para Arturo Cano, el autor de “Claudia Sheinbaum. Presidenta“, y dejando en claro que éste no era el mejor público para venir y promover la figura de la ex jefa de Gobierno de la Ciudad de México y, mucho menos, hacer apología de la 4T.
Mientras muchos de los asistentes salieron “echando pestes” contra Federico Arreola, éste salió rápido rumbo al sanitario.