Alfonso Javier Márquez

La papa caliente de la política actual es la bronca de las afiliaciones masivas en el Partido Acción Nacional de Guadalajara que dejaron al descubierto, por un lado, el cochinero que están haciendo los operadores políticos de este partido, pero concretamente del mas claro aspirante a la candidatura para presidente municipal, Jorge Salinas, y por el otro, la guerra intestina que libra ese instituto político entre dos grupos; guerra en la que sin escrúpulos participan tanto panistas como priístas y perredístas.

Los hermanos Lucía y Mario Solano se quedaron huérfanos. Y no precisamente porque hayan fallecido sus padres –eso lo desconozco- su orfandad es política porque ahora resulta que nadie los conocía, no trabajaban para nadie y nadie les pidió que anduvieran recabando afiliaciones desde la comodidad de la nómina del Ayuntamiento en la Dirección de Cultura Municipal. Tanto trabajo, tantos afiliados, tantos convencidos… ¡para nada!.

Lamentablemente para el coordinador de los panistas en el Congreso del Estado no existe ningún otro aspirante para la candidatura a la vista, por lo que las sospechas recaen sobre él. Peor se pone la situación cuando, a pesar de que lo niega, su hermano Carlos es uno de los dos señalados como “dueños” de la carta política de los  Solano. El otro es Juan Pablo de la Torre.

Todas las evidencias apuntan a Jorge Salinas y su equipo por Guadalajara en el escándalo que, como vocero incesante, insiste en destapar el regidor del PRI Salvador Caro Cabrera. En el Partido Acción Nacional muchos vociferan que es claro que el ataque  proviene del otro grupo político, el afín al gobernador Emilio González y Herbert Taylor Arthur que han perdido la mayoría de las batallas en el camino al proceso electoral del 2009 y quieren debilitar de alguna manera a sus oponentes políticos, cueste lo que cueste.

Mal momento para Jorge Salinas. Tras ostentar año y medio el papel del protagonismo central en el estado , de ser el contrapeso del poder ejecutivo se le vino la noche. Primero, con el acuerdo que hizo con el gobernador Emilio González –quien sabe a cambio de qué- para defender su presupuesto y que el mandatario recibiera hasta el último centavo que solicitó para 2009. Luego, con un enfrentamiento con el que se enfrascó con el mismo tema con el coordinador del PRI, Juan Carlos Castellanos y casi de manera paralela con otro enfrentamiento en diferentes medios de comunicación con el presidente del Insituto de Transparencia que le ocasionó un desgaste como no había tenido.

Justo cuando Salinas iba en caballo de hacienda los astros se le acomodaron en contra o ¿se los acomodarían?…