La votación obtenida por dos de los tres nuevos partidos políticos estatales que participaron por vez primera en los comicios del domingo pasado contradijeron mi pronóstico de que no refrendarían su registro. Futuro y Hagamos lo lograron, mientras que Somos tuvo un desastroso y vergonzoso debut y despedida.
Hablemos de Hagamos, cuya paternidad es el Grupo Universidad que comanda Raúl Padilla López y que quedó evidenciado con los nombres y apellidos de quienes fueron sus principales candidatos.
Hagamos registró 116 aspirantes, con sus respectivas planillas, a presidentes municipales, y 20 candidatos a igual número de diputaciones. Ayer su dirigente estatal, Ernesto Gutiérrez Guízar, presumió que de acuerdo a cifras preliminares su partido obtuvo 130 mil votos en los comicios municipales -que lo ubica entre los cinco partidos más votados-, que representa el 5.38% de la votación y que los coloca con ventaja en nueve municipios: El Arenal, Colotlán, Cuautla, Gómez Farías, Cihuatlán, Chiquilistlán, Guachinango, Mazamitla y Talpa. Mientras que en la elección para diputados habrían sumado 118 mil 646 votos, que les permitió obtener el 4.8% y con ello mantener su registro, así como llevar dos diputados por la vía plurinominal al Congreso del Estado.
¿Y quiénes serán esos dos diputados que representarán a Hagamos en la próxima 63 Legislatura local? Los mismos que formaron parte de la actual 62 Legislatura y que defendieron las iniciativas y proyectos del partido en el poder, Movimiento Ciudadano, y del gobernador emecista Enrique Alfaro Ramírez: Mara Robles Villaseñor y Enrique Velázquez González. Ambos simplemente cambiarán de butaca. De las “naranja” se pasarán a las “moradas”. Cuestión de moverse pocos metros, nada más.
Robles Villaseñor es actualmente diputada de Movimiento Ciudadano con licencia, mientras Velázquez González es legislador del PRD también con liciencia. Sin embargo, debido a que éste contendió en 2018 en alianza con MC y su campaña la hizo “cobijado” con el color, el emblema del águila juarista naranja y a la sombra de Alfaro como candidato a gobernador, su actuación en el Congreso del Estado ha sido como la de un diputado emecista-alfarista más. No hay diferencia alguna.
Es por eso que, de confirmarse, Mara y Enrique llegarán a la siguiente Legislatura con la desconfianza ciudadana de si sabrán ser realmente diputados de oposición cuando formaron parte del actual grupo en el poder; si se atreverán a anteponer los intereses de la ciudadanía -que indirectamente les dio los votos para mantenerse en el Congreso- a los del Grupo Universidad al que pertenecen o a los del gobierno alfarista que defendieron en la actual Legislatura; y si en los hechos, ya en el recinto legislativo, llevarán a cabo lo que tanto declaran a favor de los ciudadanos y en contra del gobierno.
Mara Robles aseguró ayer que “Hagamos no será la Oficialía de Partes del gobierno del Estado”, y en sus redes sociales escribió: “Seremos una oposición congruente que trabajará por el equilibrio de poderes…”; mientras Enrique Velázquez aseguró que “seremos un real contrapeso, una oposición responsable y exigente en todos los sentidos”.
La verdad cuesta mucho trabajo creerles si nos atenemos a sus hechos en la actual Legislatura de la que son parte. ¿De veras se puede cambiar así tan radicalmente en cuestión de dos meses -lo que duró la campaña y para lo que solicitaron licencia-? Si durante más de dos años fueron defensores del gobierno y sus políticas, ¿bastaron algunas semanas en campaña para “purificarse” y convertirse en verdaderos opositores? ¿Por qué debería de creerles la ciudadanía que no serán una Oficialía de Partes del gobierno, que serán una oposición congruente, que trabajarán por el equilibrio de poderes, que serán un contrapeso real y una oposición responsable, si hasta ahora han sido todo lo contrario a eso?
Insisto: cuesta trabajo creerles cuando en los hechos han sido todo lo contrario. Sin duda, tendrán que trabajar muy fuerte desde el primer día que regresen al Congreso, cuando menos para demostrarle a los jaliscienses que serán una “oposición congruente”. Si logran convencerlos de esto, habrán dado el primer paso para continuar con los demás compromisos.
Pero mientras no sea así, no podemos dejar de recordar aquel dicho popular que dice: “de lengua me como un taco…”.
Al tiempo…