La renuncia de Carlos Lomelí Bolaños como coordinador de los programas sociales del gobierno federal podrá interpretarse como el vaso con agua a la mitad: medio lleno o medio vacío. Todo depende del cristal con que se mire.

Lo que para mí es muy probable es que la renuncia fue resultado de que la investigación emprendida por la Secretaría de la Función Pública (SFP) sobre un posible conflicto de interés como empresario del ramo farmacéutico y funcionario público le fue desfavorable, aunque hasta el momento no se haya hecho público el dictamen que el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que se le entregaría la semana pasada y ni se ha actuado en consecuencia si fue así.

Y digo que dicha renuncia puede verse como un vaso de agua medio lleno o medio vacío porque hay quienes la consideran una derrota para quien fue candidato de Morena a la gubernatura en 2018, pero otros la observamos simplemente como un “tropiezo” que no le cancela sus posibilidades de continuar con su carrera política y, al mismo tiempo, hacer negocios con el gobierno federal y gobiernos estatales como proveedor de medicamentos; por el contrario, no ser funcionario público le deja amplios márgenes de maniobra para realizar ambas funciones: político y empresario… sin la restricción de ser funcionario público.

Es indudable que la investigación que Mexicanos contra la Corrupción realizó sobre el presunto conflicto de interés de Lomelí Bolaños fue, a final de cuentas, la causa de su renuncia no sólo porque con fundamento demostraron su denuncia sino porque fue un asunto que generó desgaste al gobierno y a la figura del propio López Obrador y ya era imposible sostenerlo. Y se decidió por el mejor camino: que presentara su renuncia, aunque todos los traduzcamos en el consabido “lo renunciaron”.

Dependerá del presidente López Obrador si todo queda en la simple renuncia de Lomelí y le da vuelta a la página o apenas este es el primer capítulo de una historia que sus adversarios -de Amlo y Lomelí- quisieran que tuviera el final que ellos desean.

El Caso Lomelí generó una serie de cuestionamientos: ¿Quién o quiénes están detrás de esta investigación de Mexicanos contra la Corrupción? ¿Empresarios del ramo farmacéutico afectados por las empresas de Lomelí? ¿El gobernador Enrique Alfaro? ¿Empresarios farmacéuticos y Alfaro, quien les habría facilitado el camino para su investigación aquí en Jalisco? ¿Sólo dicha agrupación que ahora tras este trabajo sobre Lomelí Bolaños debe de investigar y denunciar otros casos similares de conflicto de interés o de corrupción, como por ejemplo la irregular licitación de “A Toda Máquina”, del que las reporteras que investigaron a Lomelí ya fueron invitadas a ahondar en este escándalo del gobierno alfarista?

Reitero: no perdamos de vista que tanto el presidente López Obrador como el propio Carlos Lomelí denunciaron que detrás de este escándalo -que calificaron de “politiquerías”-, estaba “quien ganó las elecciones”, dijo el primero, y “gobierna el estado”, declaró el segundo. La pregunta es: ¿Qué sigue después de estos señalamientos sobre la presunta “mano que mece la cuna” de Mexicanos contra la Corrupción?

Por supuesto que Carlos Lomelí no tenía la intención de dejar el cargo con o sin investigación en su contra, fue un “estira y afloja” que, como siempre, se rompió por el hilo más delgado, pero indudablemente que tras el golpe recibido el ahora ex superdelegado no se quedará con los brazos cruzados y comenzará un intenso trabajo político con miras a los comicios del 2021, no necesariamente con él como candidato a un cargo de elección popular… por ahora.

Y por otro lado, ¿qué le impedirá ahora participar en las licitaciones del gobierno federal y los estatales para abastecer medicamentos? Que la investigación en su contra haya arrojado un resultado como para que sus empresas sean vetadas y que si es así, haya la voluntad política para aplicarla. Pero si no es así, entonces tendrá toda la libertad para registrarse como participante. Estoy seguro que esto último será lo que prevalezca.

Así, pues, es cierto que Carlos Lomelí no tendrá los reflectores mediáticos como funcionario público de la 4ta Transformación, pero ahora atraerá aquellos del ámbito político no sólo con sus acciones sino con sus declaraciones. Y sin duda que si para él los “golpes” que le asestó Mexicanos contra la Corrupción tienen su origen en quien hoy gobierna Jalisco, entonces será a él hacia quien dirija sus baterías.

Creo que esta historia de Carlos Lomelí Bolaños como ex superdelegado, apenas comienza…

Al tiempo.