“¿Usted no querrá ser el próximo gobernador de Jalisco”, le preguntó para Tragaluz del periódico Milenio el periodista Fernando del Collado a Clemente Castañeda, quien confesó: “No tengo aspiraciones, mi cancha es el Legislativo”.

Sin duda uno de los mejores políticos -¿sería muy atrevido decir que el mejor?- que tiene el partido Movimiento Ciudadano es precisamente el senador Castañeda Hoeflich, dirigente nacional de su partido y quien ha logrado estatura nacional a partir de su trabajo parlamentario, primero en la Cámara de Diputados y ahora en el Senado de la República.

Centrado, con los pies en la tierra, ajeno a la conducta inconrguente de no pocos emecistas, adversario del protagonismo mediático como muchos alfaristas, conciliador, conocedor de cuándo, en qué y hasta dónde intervenir, Clemente Castañeda es considerado entre algunos analistas en la lista de prospectos de MC a la candidatura para suceder a Enrique Alfaro, junto con Ismael del Toro, presidente municipal de Guadalajara.

Entonces, ¿por qué se autodescarta? Primero, porque para llegar al 2024 falta mucho tiempo, aunque en política cinco años no es nada, y en este lapso de tiempo muchas cosas pueden suceder; segundo, porque antes hay que transitar por el 2021, año electoral de un gran reto y enorme riesgo para Movimiento Ciudadano, pues de los resultados dependerá si llegará al proceso electoral federal fortalecido o moribundo, pues en el principal bastión de MC que es Jalisco no les ha ido nada bien y quien es su principal activo político, Alfaro Ramírez, enfrenta el primer peor año que un gobernador contemporáneo vivió, tanto por factores externos como personales. Su posición en la tabla de calificación a gobernadores, de la mitad hacia abajo, así lo confirman.

Tercero, porque si bien Clemente es conocido y reconocido en Jalisco y si para llegar al Senado tuvo que hacer campaña por todo el estado, su triunfo fue gracias a los votos obtenidos por la coalición Por México al Frente en un escenario mucho más favorable que el que se avizora para 2024, pero particularmente con el augurio de que para entonces Movimiento Ciudadano sería un partido en descenso y hasta con riesgo de perder el registro nacional, como lo vaticinó uno de sus ex integrantes, Esteban Garaiz. Y, cuarto, porque simplemente sería ingenuo pensar que si esa fuese su aspiración -la gubernatura-, no lo iba a revelar en estos momentos.

Pero en esa frase pequeña de ocho palabras que pronunció Clemente Castañeda, advierto que está lo importante del contenido de su afirmación: “Mi cancha es el Legislativo”. Y así es. En el parlamento, el senador naranja se mueve como “pez en el agua”, su incursión en el Ejecutivo, en la administración, sería un “volado”, una prueba de fuego en la que puede perder mucho de lo que ha ganado, pero podría recurrir a una decisión inteligente como el hacerse de un equipo de colaboradores con el que camine con éxito en caso de que a final de cuentas tomara la decisión -o lo impulsaran a tomarla- de pelear la gubernatura.

Por lo pronto, quien puede respirar tranquilo con esta declaración de Clemente Castañeda es Ismael del Toro.