“No, de eso no voy hablar… No me hagas ignorarte, ya te dije que no voy a decir nada”, contó en Twitter la periodista Elsa Martha Gutiérrez, reportera del diario Milenio, que le respondió el gobernador Enrique Alfaro Ramírez cuando le preguntó sobre la remoción del secretario de Seguridad Pública, general Daniel Velasco Ramírez.

Pero al parecer no sólo a los medios de comunicación Alfaro Ramírez no quiso darles una explicación sobre el sorpresivo cese del responsable de seguridad pública en el Estado sino tampoco a los propios presidentes municipales, al menos a los de Guadalajara y Zapopan, Ismael del Toro y Jesús Pablo Lemus, quienes confesaron públicamente ignorar las razones de esta decisión. Y si las saben, seguramente que no son para hacerlas públicas y decidieron ser cómplices del gobernador en su silencio.

Pero, ¿creerá Enrique Alfaro que los jaliscienses no se merecen una explicación del por qué apenas con 10 meses en el cargo fue despedido el responsable nada menos que de la seguridad pública en Jalisco? No puede argumentar que fue porque no dio los resultados esperados, pues en sus redes sociales simpre presumió que todo estaba bien, que algunos delitos iban en descenso y que había excelente coordinación entre las diversas corporaciones de seguridad pública.

El cese del general Velasco Ramírez coincide con la aparición de un mensaje dejado por el crimen organizado en el que se mencionaba su nombre y el de dos de sus colaboradores que también salieron de la corporación, y que fue encontrado junto a tres cadáveres “encobijados”. ¿Hay alguna relación entre el mensaje y el despido de los tres funcionarios? El silencio de Alfaro, la falta de una explicación a los jaliscienses, así lo confirma.

Si lo anterior es la razón del cese, la salida del general Velasco Ramírez significa una dolorosa derrota para el gobernador Enrique Alfaro y su presunta #Refundación en materia de seguridad pública, pues al incremento de los delitos y de la aparición de cadáveres embolsados y encobijados dentro o fuera de infinidad de fosas que aparecen en todo el Estado, el tener que remover a su encargado de la seguridad pública en la entidad habla del tamaño del fracaso en la materia.

Y si el cese va acompañado de un sospechoso silencio del Mandatario estatal sobre las razones de su remoción, entonces habrá que imaginarnos la frustración que lo invade por este motivo.

El despido del Gral. Daniel Velasco como secretario de Seguridad Pública del Estado exige del gobernador una explicación para todos los jaliscienses, pues no puede quedar como el simple despido de un burócrata más de su gabinete que no cumplió con su encomienda o con su obligación. No, estamos hablando, reitero, de quien estaba encargado de velar por la seguridad de todos esos jaliscienses.

Alfaro Ramírez no puede decirle a sus gobernados que de ese tema no va a hablar y que no lo obliguen a ignorarlos. ¿O deveras será tanta la soberbia como para creer que no está obligado a dar una explicación?

Al tiempo.