La noche del 27 de noviembre – fecha cabalística según algunos para Enrique Peña Nieto-, los integrantes de la Mesa Directiva de la Comisión Permanente, de candidaturas del Partido Revolucionario Institucional, recibió la solicitud de intención del simpatizante Jose Antonio Meade Kuribreña, para contender por la candidatura del PRI a la presidencia de la republica, incluida la documentación que avala el respaldo de los tres sectores y las cuatro organizaciones políticas de dicho partido.

La inmediatez con que José Antonio Meade cumplió los requisitos para ser candidato, muestra el control político que mantiene el Presidente Enrique Peña Nieto al interior de su partido, y la forma en que el grupo político que toma decisiones en el PRI es capaz de generar cambios drásticos con tal de mantener el poder.

Por primera vez desde 1929 el PRI designará un candidato externo o no acreditado como militante. Y sin embargo las voces críticas a esta decisión es mínima.

La decisión de postular a Meade se toma confiando en el ADN priista, que permite a la base del partido cerrar filas y ejercer el voto duro.

Con la cada vez más cercana desbandada de panistas de su partido, ante los conflictos provocados por Ricardo Anaya Cortés; tener de candidato priista a Jose Antonio Meade Kuribreña -pariente de Daniel Kuribreña fundador del PAN-, quien ha sido Secretario de Estado con Felipe Calderón, se vuelve una opción atractiva para el panismo tradicional. Más aún al no lograr la candidatura independiente Margarita Zavala.

La preparación académica y su conocimiento de las diferentes funciones de gobierno, permite pensar que José Antonio Meade elevará el contenido de la campaña presidencial, más allá del trillado discurso populista en el que ya hasta Ricardo Anaya entró.

Ante los sonados casos de corrupción en las administraciones priistas estos últimos años, y que parece termina costándole incluso a Miguel Ángel Osorio Chong su candidatura, José Antonio Meade llega sin el desgaste de haber gobernado ni escándalos financieros en sus encomiendas gubernamentales.

Parece pues, que al final la estrategia de Peña Nieto de dejar como sucesor a un no priista como candidato del PRI, no es tan descabellado como estrategia para conservar el poder.

Sí la estrategia le funciona al PRI, quedará demostrado una vez más que la política no es para quien le gusta… Sino para quien le entiende.

Por cierto… Entre el 26 y 27 de noviembre el único tema que llamó la atención en México fue el anuncio de la candidatura priista de Jose Antonio Meade Kuribreña, para un partido que muchos ven fuera del gobierno en 2018, es ya todo un avance.

Recuerde…

“La política es una actividad que, muchas veces, saca a la luz lo peor del ser humano”.

Mario Vargas Llosa