El 4 de julio de 2017, Pedro Kumamoto Aguilar opinaba -en su colaboración en el periódico El Financiero– lo siguiente de los partidos políticos:

” Buena parte de construir un nuevo país descansa en la posibilidad de que reconstruyamos, discutamos y reconceptualicemos a los partidos…”; “creo en la idea de los partidos políticos porque pueden funcionar como punto de encuentro para quienes piensan de manera similar respecto a temas importantes para el país…”; “esta enorme crisis no va a mejorar si la sociedad no se involucra en construir un nuevo horizonte para ellos (los partidos políticos) y, por consecuencia, para la sociedad. Por esto es importante que la flojera al pensar en los partidos políticos no nos invada, y que la próxima vez que nos hablen sobre ellos aceptemos la invitación, el país depende de ello”.

Un mes después -19 agosto 2017-, cuando promovía su iniciativa #SinVotosNoHayDinero, declaró al Grupo Reforma:

“Si los partidos políticos significaran un espacio de educación, de encuentro, donde la gente se sintiera verdaderamente representada, a lo mejor este tipo de gastos (financiamiento público) no nos parecerían tan insultantes como lo son hoy…”; “los partidos dañan la democracia por pelear y asegurarse el dinero público, sin que se lo hayan ganado legítimamente…”.

Cinco años después del fenómeno que representó Kumamoto Aguilar en el mundo político al ser el primer candidato independiente en Jalisco en ganar una elección para diputado local, y tras su derrota en 2018 como candidato a senador, quizás ahora entendamos la postura a favor que manifestó sobre los partidos políticos en aquel artículo en El Financiero en 2017, cuando leemos y escuchamos decir: “Futuro Jalisco, el partido de Pedro Kumamoto” o “Pedro Kumamoto ya tiene su partido: Futuro Jalisco”.

Así como se habla de “Morena, el partido de López Obrador”, del “PAN, el partido aún de Ricardo Anaya”; de “Movimiento Ciudadano, el partido de Enrique Alfaro”; de “Redes Sociales Progresistas, el partido de la maestra Elba Esther”, o de “México Libre, el partido de Felipe y Margarita”, ya escuchamos hablar de un partido “propiedad” de aquel joven idealista que se ganó la admiración de propios y extraños con su peculiar simpatía, pero que pocos años después fue enviado al costal de los políticos tradicionales cuando anunció que dejaban de ser “independientes” para fundar su propio partido político.

Ambicioso como todos los políticos, no pudo evitar caer en la tentación en la que han caído personajes los Bejarano, los Gordillo, los Santiago, los Padilla, los Calderón, de fundar su propio vehículo para llegar al poder, gozar de los recursos del erario público y con el reto de lograr el registro permanente en las primeras elecciones en las que están obligados a jugar solos, sin alianza con algún otro partido.

Encabezados ahora por Susana de la Rosa como dirigente estatal, pero vigilados por Kumamoto Aguilar, los otrora “Wikis” festinaron haber logrado cumplir los requisitos que exije la autoridad electoral para ser partido político local, pero deberán esperar a que el Instituto Nacional Electoral valide, mínimo, 84 de las 87 asambleas municipales que llevaron a cabo y a 15 mil de los casi 19 mil afiliados que tienen registrados.

Quisiera creer que “Futuro Jalisco” será un partido diferente a los que ya existen y podrían existir -de obtener también su registro-, sólo porque está construido por jóvenes entusiastas, ilusionados en que pueden cambiarle a la política en Jalisco hasta la forma de caminar, pero la experiencia me lleva a concluir -como lo confirmé cuando auguré que la figura de “independientes” no trascendería- que el partido “de” Pedro Kumamoto será arrastrado por el sistema y será también enviado al costal de los tradicionales partidos políticos… si es que logran su registro y traspasar los comicios del 2021.

Al tiempo…