Maggie E. Urzúa
I.- El temporal parece instalado oficialmente, las precipitaciones caen con regularidad. Pero el agua presente en la región Sur –aunque con meses de retraso– no ha podido diluir una controversia que llegó para quedarse entre la opinión colectiva: los cañones antigranizoson la causa de escasez de lluvia.
Vamos contextualizando. Los fabricantes han defendido por años su postura de que la función de los artefactos consiste en deshacer las nubes que cargan granizo. En México las principales usuarias son empresas; en municipio del Sur de Jalisco los cultivos de aguacate y berries, a quienes no conviene que el granizo dañe la estética de sus frutos y rompa protocolos de sanidad e inocuidad requeridos para exportación.
Su presencia no es un mito. En agosto de 2002, el semanario La Voz del Sur de Jalisco informó sobre una revuelta de campesinos en Zacoalco de Torresderivada de una sequía. Ingresaron a una huerta de jitomate, comprobaron la presencia de un cañón y lo destruyeron. En Tuxpan y Sayula, en el lustro más reciente han aparecido fotografías que exhiben los “dichosos” objetos.
El asunto se trata de unaleyenda negra. Con el auge agroalimentario se reactivó su utilización, el ciclo de la naturaleza comenzó a modificarse paralelamente y ante la falta de explicaciones, llevamos una década inmersos en protestas intermunicipales que no reconocen otro culpable de las alteraciones más que los cañones antigranizo.
Al menos desde 2014, es una tradición anual que las calles de municipios como Sayula, Tuxpan, Zapotiltic, Zapotlán el Grande o Tamazula se llenen con manifestantes en contra de su “demonio espanta tormentas”. Los argumentos obedecen más a necedades e impotencia de quienes practicaban la agricultura tradicional planeada en torno al temporal de lluvias.
Lo que comenzó con malestar entre ejidatarios, con el tiempo se ha transformado en una marea de persuasión que día a día genera más adeptos. El repudio a los cañones es tan grande, que se ha perdido la capacidad de diálogo y razonamiento.
Hoy, la única satisfacción que recibiría un amplio sector poblacional sureño es la prohibición total de los artefactos. Así se expuso en el acto de protesta más reciente, que tuvo lugar el 10 de julio afuera de Palacio Municipal de Ciudad Guzmán, reuniendo a casi mil personas.
II.- Este periodo de terquedades, mitos y odioses responsabilidad de los gobiernos competentes, a quienes cada año se dirigen las peticiones. Por omisión, pero también para cuidarreputaciones e intereses de los grandes agroproductores, las legislaciones estatal y federalse han negado a ponerle punto final al tema.
Seguramente los cañones están lejos de ser la causa de los efectos contra el ciclo del agua, quizá se pueda comprobar sólo algún efecto colateral.
Pero no se puede ocultar la realidad: el Sur de Jalisco está sufriendo un drástico cambio climático; los mantos freáticos se están secando por escasez de lluvia, por deforestación y por el exceso de árboles de aguacate; la calidad de vida entre la población va disminuyendo porque comienza a faltar el agua potable, la cual desvían muchos productores para nutrir a sus aguacates y arándanos.
Quitarle a los cañones antigranizo el velo de leyenda negra, significaría desnudar la causa real del daño ambiental. Ahora se comprende por qué quedó sin efectos un exhorto emitido por el Congreso de Jalisco en el año 2014, a través del cual se solicitaba a la Universidad de Guadalajara realizar un estudio para comprobar o desmentir efectos de los cañones.
Cabe subrayar que la U. de G., ya analizó el tema a raíz del antecedente de Zacoalco en 2002, a través del cual desechó repercusiones en el ciclo de la lluvia (La Voz del Sur de Jalisco, 15 de agosto de 2015). Sin embargo, el panorama en nuestra región es absolutamente distinto que hace 17 años, y sería vital que la máxima casa de estudios en la entidad, realice un posicionamiento institucional al respecto… aunque ya da señales con sus investigaciones sobre el aguacate.
III.- En medio de la espera y poco interés recibido,los cañones incubaron a una generación de “políticos buitres”, quienes usan la problemática ambiental para alimentar la promoción personal basada en la venta de humo.
En Sayula, el Pleno del Ayuntamiento creó y autorizó un reglamento para prohibirlos, con la amenaza de sancionar con multas y clausuras a los huertos. Unaacción sin sustento técnico ni jurídico, pues no hay una base en las leyes estatales y federales que los respalde, así cualquier productor afectado les dará la vuelta con la mano en la cintura. Sólo sirvió el hecho para la foto y el aplauso fácil.
El “chistecito” está siendo replicado en otras demarcaciones: en Tamazula, donde tienen un alcalde célebre por copiar y replicar cuanto acto populista encuentra. Y en Zapotlán, con un regidor independiente caracterizado por el show y por dirigir al Ejido Ciudad Guzmán, donde se carece de congruencia pues muchos agraristas venden o rentan sus tierras para el satanizado aguacate… si no es que ellos mismos lo producen.
En 2017 hubo un exhorto en el Congreso de la Unión para solicitar a SAGARPA, SEMARNAT y PROFEPA la prohibición de los cañones… los exhortos sirven para nada y éste, para colmo, estuvo lleno de tibieza y poca claridad.
Por el momento prácticamente diario vemos llover, aunque el temporal comenzó a mediados de julio cuando solía hacerlo desde mayo. Los huracanes y tormentas tropicales están azotando la región entre octubre y noviembre; hay lluvias atípicas que provocan deslaves, como el de San Gabriel.
El odio contra los cañones no cesará y seguramente en 2020 se reactivarán las protestas. Basta ya de omisión entre el Estado y la Federación: si los cañones son inofensivos, urgen las pruebas científicas y las posturas institucionales para con base a ellas emitir leyes de verdad.
Mas también es una urgencia que haya previsiones y acciones contra el cambio climático y la escasez de agua, de los cuales también son responsables los agroproductores instalador en el Sur de Jalisco.