El ultimátum que los dirigentes de las cúpulas empresariales le dieron al gobernador Emilio González Márquez, surtió efecto cuando éste decidió interponer, el viernes anterior, la controversia política en contra del Código Electoral.
En aquella rueda de prensa que los dirigentes empresariales ofrecieron en conjunto para exigirle al Mandatario que recurriera a la controversia, lo “acorralaron” verbalmente al decirle:
“Vamos a ver de qué lado está: si de la ciudadanía (interponiendo la controversia) o de los partidos políticos (no interponiéndola)…”.
La decisión ya la conocemos: interpuso la controversia constitucional, a sabiendas de que la Suprema Corte de Justicia está impedida constitucionalmente para conocer de controversias en materia electoral.
Pero no sólo eso, sino que inclusive les “adquirió” el argumento de que prefirió estar “del lado de la ciudadanía”, pese a que días atrás textualmente reconoció que la gente no se había manifestado en contra del incremento a las prerrogativas a los partidos políticos.
El mismo jueves que González Márquez llamó mentiroso al dirigente de la Coparmex, Pablo Lemus, un reportero le preguntó sobre la petición de los empresarios de que interpusiera la controversia, a lo que González Márquez respondió:
“Es un caso que estoy revisando. A mí me parece que el tema central es un tema ético, que ha hecho mella en los líderes empresariales; desgraciadamente yo no he escuchado la preocupación en este tema por parte de la gente, y no sé qué opina la gente (negritas del columnista); sé que los líderes empresariales están con la preocupación…”.
Pero ahora, tras haber recurrido a la Suprema Corte, el argumento que se maneja en Palacio de Gobierno es que la controversia era una demanda ciudadana. Anteayer Guzmán Pérez contradijo la declaración que el Gobernador hizo apenas el jueves pasado.
“La gente de Jalisco no está de acuerdo con que se den cinco veces más de lo que reciben los partidos cuando hay programas sociales prioritarios. Ese es el tema fundamental y ahí no hay mucha ciencia, es la decisión política de de estar con al gente y con la sociedad…”.
¿En qué quedamos, entonces?
Llama la atención, pues, la facilidad con que en el Ejecutivo se contradicen, pues un día el Gobernador dice una cosa y su secretario general de Gobierno dice lo contrario. O viceversa.
Y las pruebas ahí están.