Si, como dicen, Dante Delgado Rannauro apuesta a que Jesús Pablo Lemus Navarro sea el candidato de Movimiento Ciudadano a la gubernatura, él y todos aquellos que ya se frotan las manos por los “jugosos” negocios que podrían hacer desde Casa Jalisco -si es que ganan, porque este tema ya es motivo de otro espacio-, deberían de voltear a ver la imagen que hoy vemos de Xóchitl Gálvez Ruiz, quien creyó -y todos aquellos que la ensalzaron y le invirtieron miles de pesos en las redes sociales- que bastaba su “popularidad” en las encuestas para convertirse en la candidata del Frente Amplio por México a la presidencia de la República.
Esa “popularidad” -cuestionable fuera de las encuestas-, “dobló” a los dirigentes partidistas Marko Cortés, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano, quienes sucumbieron a las presiones externas de grupos fácticos y de interés y le despejaron el camino a la senadora hidalguense al obligar a Santiago Creel y a Beatriz Paredes a salirse de la carrera, el primero declinando vergonzosamente y la segunda aceptando que una encuesta, y no Xóchitl en las urnas, la derrotó.
Hoy vemos cómo sus adversarios comienzan a sacarle los “trapitos al sol” -la Casa Roja y el plagio en el informe que presentó en la UNAM para titularse como ingeniera, por mencionar los dos más recientes escándalos-, ante los cuales Gálvez Ruiz se ha quedado sin defensa, por mucho que pretendan minimizar ambos problemas con bromas simplonas y argumentando que sólo “plagió poquito”, como aquel alcalde nayarita que aseguraba que sólo robó “poquito”.
Ni las encuestas ni la “popularidad” han podido defender de lo indefendible a Xóchitl Gálvez. Y eso que aún no comienza la campaña.
No sé si sea coincidencia -debe de serlo-, pero las personalidades públicas de Xóchitl y Jesús Pablo son similares, rayando en lo populistas: les gusta la frivolidad, el relajo, el desparpajo en acciones de gobierno; son capaces de hacer circo, maroma y teatro con tal de ganarse la simpatía y el aplauso fácil; consideran el ejercicio de gobierno (Ejecutivo y Legislativo) como un show y los recintos públicos como una carpa; le apuestan por darle a la ciudadanía “pan y circo” -en este caso tortas ahogadas o carrusel a sobreprecio, por mencionar dos de muchos casos-. Son muy parecidos, la verdad.
Dante y demás “porristas” de Lemus Navarro no deben de ignorar los “muertitos” que el munícipe de Guadalajara tiene en el “clóset”, prácticamente en cada uno de sus periodos de gobierno, y que si bien algunos fueron públicos, la forma en que los “arreglaron” sacarán a relucir la podredumbre con que se hizo, llegando inclusive a las amenazas, el amago y hasta las falsas denuncias en contra de los denunciantes, siempre con la complicidad de quienes desde el poder también se beneficiaron de ello.
Imagínense: si “torcieron” a placer la ley para regalarle la reelección por segunda ocasión, violando flagrantemente la propia Constitución, qué no serán capaces de hacer.
Pregúntense cómo se “arregló” la condonación de mil 200 millones de pesos a desarrolladores inmobiliarios en Zapopan en los primeros tres meses de su gobierno en 2015, por concepto de derechos; cómo se “arregló” el escándalo de las luminarias en Zapopan adquiridas a sobreprecio; cómo se “arregló” el arrendamiento de patrullas en Guadalajara; cómo se “arregló” la falsificación de documentos legales en el Tribunal de Justicia Administrativa para obtener ese arrendamiento; y cómo se pretendió “arreglar” el reciente escándalo de los 306 millones de pesos depositados en el banco Accendo, por mencionar sólo los más conocidos mediáticamente y que los propios medios de comunicación extrañamente “enterraron”.
Reitero: Al igual que Xóchitl, Lemus es muy popular y encabeza -como las encabezó la senadora- las encuestas, pero en esta “guerra” de poder los protagonistas no muestran todas sus “armas”. Ya ven, todo mundo festinó que el presidente López Obrador haya “catapultado” a Gálvez y hecho candidata. Hoy, muchos del Frente Amplio deben de estar muy preocupados si no es que hasta arrepentidos, como lo están quienes apoyaron a Lemus a llegar a Guadalajara y hoy se quejan no sólo de que no cumplió los acuerdos, sino denuncian que hasta los traicionó.
Por eso advertía ayer que Enrique Alfaro no debe de equivocarse… ni Dante tampoco.
Y si no, al tiempo…