¿Cómo va a tomar en serio la presidente de México, Claudia Sheinbaum Pardo, a un gobernador electo que pretende hacerse el gracioso a costa de ella, primero declarando meses atrás que “se va a sentir muy a gusto trabajando conmigo” y que “voy a ser uno de sus gobernadores favoritos” y ahora decir torpemente que “el amor se demuestra en el presupuesto; lo demás es demagogia”, en lugar de actuar con inteligencia y gestionar para Jalisco recursos de la Federación en la “ventanilla” correspondiente y no creyendo con soberbia que para eso tenía que ser recibido en Palacio Nacional?

Decirle a Sheinbaum Pardo que si no le entrega recursos económicos a Jalisco, entonces es una demagoga, no creo que sea la mejor manera de querer iniciar una buena relación del próximo gobierno de Jalisco con el gobierno federal.

Jesús Pablo Lemus Navarro ayer “se tiró al suelo”, se victimizó en sus redes sociales -y de inmediato sus “súbditos” corrieron a “levantarlo”, haciendo un llamado a cerrar filas para “defender” a Jalisco-, al escribir que “tristemente hoy vemos que Jalisco fue relegado en la asignación presupuestal propuesta por el Gobierno Federal para 2025”. Y luego enumeró:

“No hay dinero para cuestiones tan importantes como el saneamiento del Río Santiago o los proyectos de movilidad para el Área Metropolitana de Guadalajara. Hay una bolsa mínima para el sistema de la presa El Zapotillo y la bolsa nacional para la recuperación de carreteras es francamente insuficiente. Se asignan 10 mil millones de pesos para todo el país, cuando sólo en Jalisco se requieren esos 10 mil millones de pesos para recuperar las principales carreteras federales que están convertidas en un camino de cráteres”.

Pero en estricto sentido, Lemus Navarro debe sentirse tranquilo de que no fue responsable de lo que se queja, aunque será el que “pague los platos rotos” -como lo pagaron todos los jaliscienses los seis años pasados por el pleito de Enrique Alfaro con Andrés Manuel López Obrador-, pues habría que preguntar si el aún gobernador del Estado presentó formal y oficialmente ante el gobierno federal de Sheinbaum Pardo los proyectos propuestos por Jalisco para ser considerados en el presupuesto del 2025, proyectos que seguramente fueron elaborados ya por ambos gobernadores: el saliente y el entrante.

En su calidad de gobernador electo, Jesús Pablo no tiene facultades para presentar proyecto alguno para que la Federación le otorgue recursos para ellos. Quien debió de haberlo hecho es el aún gobernador, quien hasta el momento no ha declarado qué proyectos entregó a la Secretaria de Hacienda, primero, y a la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, después, para ser tomados en cuenta e “inyectarle” los recursos necesarios para concretarlos el año próximo.

En el cuadro de “Programas y proyectos prioritarios de la nueva administración” (anexo) no se le destina ni un solo peso extra a Jalisco, ¿Por qué? ¿Quién no hizo su tarea de gestionar debidamente recursos para obras y proyectos prioritarios para el Estado? ¿O acaso el obligado sí lo hizo, pero no fueron atendidas sus peticiones? Si así fue, ¿por qué se le ignoró y no tomaron en cuenta lo presentado? Debemos conocer las respuestas y a otras preguntas más que hubiese al respecto.

No es Lemus Navarro quién debe responderlas, sino el gobernador Alfaro Ramírez, Claro, Jesús Pablo tiene todo el derecho de victimizarse y lamentar que en su primer año de gobierno Jalisco recibirá estrictamente lo que le corresponde por ley, pero quizás ni un peso más. Claro, a menos de que mientras está en discusión el Paquete de Ingresos y Egresos se logre gestionar y “cabildear” ajustes que permitan conseguir más de lo que inicialmente pretender darle al estado.

Hasta el momento de redactar estas líneas -23:30 horas-, el gobernador Alfaro no había hecho referencia alguna al paquete presupuestal que el gobierno federal hizo llegar a la Cámara de Diputados y del que Lemus Navarro se quejó de inmediato. ¿Será porque ya no le interesa si le dan o no a Jalisco lo que pidió o cuánto terminarán dándole, si finalmente él ya termina su gestión el próximo cinco de diciembre? ¿O por qué el silencio si en años anteriores reaccionaba de inmediato, quejándose por lo poco que le daban a Jalisco?

Desde que el Instituto Electoral le entregó su constancia de mayoría, Jesús Pablo Lemus se jactaba de haberse entrevistado con Sheinbaum Pardo, como presidente electa, y de haberle entregado sus proyectos; luego presumía que se había reunido con integrantes ya designados que formarían parte del gabinete presidencial y que les había entregado sus proyectos; y posteriormente se ufanó de haber tenido encuentros con el jefe del Gabinete, Lázaro Cárdenas, y con la coodinadora jalisciense Altagracia Gómez, a quienes dijo que también les entregó sus proyectos.

Bueno, eso hace quién no conoce el camino a seguir, porque si bien oficialmente como gobernador electo no tiene facultades para solicitar apoyo alguno, no estaba impedido para entrevistarse con el titular de Hacienda y “cabildear” apoyos para los proyectos que hubiese presentado Alfaro Ramírez y que finalmente le corresponderían a él ejecutar, como tampoco estaba impedido para “cabildear” con la jalisciense y diputada de Morena, Merylin Gómez Pozos, presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, para lograr sacar adelante los recursos necesarios. Esto también pudo o debió hacerlo Alfaro Ramírez. ¿Lo hizo o no lo hizo como gobernador en funciones?

Reiteramos: El gobierno federal no debe hacer distinciones entre estados en función del color del partido político que lo gobierna, pero tampoco podemos esperar que le entregue más de lo que le corresponde por ley a un gobierno de oposición -en funciones y entrante- sobrado de soberbia que se dedica a “golpear” con la izquierda, mientras estira la derecha y exigir que se le demuestre “amor”, porque no hacerlo entonces es ser demagoga.

Lemus y Alfaro deben asumir la responsabilidad que tienen por la falta de mayor apoyo por parte de la Federación. Además de no saber -el primero- o no querer -el segundo- gestionar y “cabildear” esos recursos que Jalisco necesita, se dedican a “dinamitar” cualquier puerta para el entendimiento con el gobierno federal, con el afán y la satisfacción de que les aplaudan su conducta pendenciera y bravucona, y en ocasiones cómica, en contra de la “dueña del balón”.