Por Julio César Hernández
 
La dirigencia estatal del PRI envió a la nacional, hace algunas semanas, un listado con los nombres de los aspirantes a contender por una candidatura, ya fuera para el Congreso local, una diputación federal o una presidencia municipal.
 
La lista que elaboró un grupo encabezado por el presidente Javier Guízar Macías fue depurada en una primera instancia, pero seguramente que lanzada la convocatoria varios de los ahí anotados se autodescartarán por no reunir los requisitos señalados por Beatriz Paredes: factor de unidad, capacidad para el cargo y que no tengan “cola que le pisen”.

De entre todos esos nombres sobresalen aquellos que el partido apuntó en «solitario», lo que podríamos interpretar como que son los aspirantes que no tendrían problema alguno para ser precandidatos y posteriormente candidatos únicos.
Entiéndase que estos son los priistas que el partido o los dirigentes –nacional o estatal-, «marcaron» para llegar al cargo sin contendiente o rival alguno. O sea, son los favoritos de las dirigencias. Es el caso, por ejemplo, del ex secretario de Organización del comité estatal, Hugo Contreras, quien tiene el camino despejado para ser el candidato por el distrito 19, con cabecera en Ciudad Guzmán.
Otro caso es el del secretario de Acción Electoral del mismo comité, Miguel Castro Reynoso, a quien apuntaron como aspirante único a la diputación local por el distrito 16, con cabecera en Tlaquepaque. Ahí quizás bastó la palabra del diputado federal Alfredo Barba Hernández para desanimar a cualquier otro aspirante.
Castro Reynoso estuvo a punto de ser colocado en la lista como aspirante único a la alcaldía alfarera, cosa que él no deseaba pero que estaba dispuesto a acatar por disciplina partidaria. Respiró tranquilo cuando vio en ese lugar a Luis Córdova y su nombre en la lista de aspirantes a una diputación local.
De confirmarse ambos nombres, nos preguntamos: Sin rivales adentro, ¿lograrán ganar afuera el cinco de julio próximo?.