Por Julio César Hernández
No sólo el rector de la Universidad de Guadalajara,
Carlos Briseño Torres, ha tenido en los últimos días
su mala racha, como bien lo enumera Gilberto Pérez
Castillo, sino que hasta en eso comparte el mismo
dolor el gobernador Emilio González Márquez.
Recuérdese, primero, el fallido intento de aplicar una
aportación obligatoria en los recibos que expide el
Siapa por el consumo de agua, que para acciones de
protección al bosque de La Primavera.
En aquella ocasión la sociedad se pronunció en contra,
y aquella idea quedó “archivada”.
El tan rechazado y polémico “placazo” no pasó, ante la
contundente negativa ciudadana a aceptarlo, de ahí que
el Mandatario estatal tuvo que rectificar, pese a
todas las advertencias lanzadas previamente de que no
habría marcha atrás.
Y por ahí hay una nota que quedó opacada por otras
noticias, que es la oposición del Consejo Económico y
Social de Jalisco (el ahora sí famoso Cesjal), que
preside Tomás López Miranda, que ya le lanzó a
González Márquez su postura en contra del viaducto
López Mateos.
López Miranda consideró que esta obra no es benéficia,
y a cambio ofrecio aportar nuevas propuestas que
tienen que ver con la movilidad.
¿Cuántos tropiezos más faltan en lo que resta del
sexenio?
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1 noviembre, 2007