Cuando la dirigente nacional de un partido, como Yeidkol Polevnsky de Morena, reprocha que “son muchas las sabandijas que se nos han infiltrado”, ¿quién es el o la responsable?

En Morena, el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador, ¿quién se encarga de aceptar o rechazar a quien busca ser militante, primero, y candidato después? ¿Cuáles son los filtros que tiene Morena para registrar o no a un aspirante a ser militante que, por supuesto, después buscará ser candidato? ¿Existe un órgano del partido que se encargue de “palomear” o tachar a quien quiere pertenecer a él? ¿Cuál es la responsabilidad de la propia Polevnsky de que en su partido se infiltren “sabandijas”, como ella misma lo denunció?

Yeidkol Polevnsky fue muy ruda en su declaración al decir que “cuando vienen los procesos electorales los demonios andan sueltos, todo mundo quiere meter mano, todo mundo quiere decidir, aunque no le toque. Están desatados también porque ven el poder y muchos se dedican a vender candidaturas, por eso están desatados”.

Y luego, dejando entrever el perfil de quien pudiera caber en esa descripción de “sabandija”, agregó: “(los infiltrados) son chapulines y han traicionado a toda la gente con quien han estado. Hay que pensar que no les interesan sólo las elecciones en donde andan metiendo la mano, y donde obviamente se están exhibiendo y se están viendo muy mal. ¿Saben qué es lo que quieren? El partido. Eso es lo que quieren a niveles estatales, municipales y nacional”.

¿Se refiere, entonces, como “sabandijas” a los que provienen de otros partidos y buscan ser dirigentes estatales o municipales de Morena, e incluso buscan disputarle la dirigencia nacional?

Pero cuando quien encabeza y preside un partido político hace esas declaraciones, simplemente refleja que entonces no tiene el control de dicho partido, en este caso Morena. Y algo peor: si como dirigente nacional sabe quiénes son los “sabandijas”, quiénes quieren “meter mano” y “decidir, aunque no le toque” y, además, quiénes “se dedican a vender candidaturas” y no haces nada más que declararlo ante la prensa, signifiva entonces que fuiste rebasada como dirigente nacional y que no has sido capaz de evitarlo.

¿O por qué están en Morena quienes Yeidkol calificó como “sabandijas”? ¿Quién les pemitió no sólo llegar a ser militantes sino a alcanzar candidaturas? ¿Andrés Manuel? ¿Los amigos de López Obrador? ¿Los dirigentes estatales de Morena? ¿Y quiénes en los estados donde no existe un comité estatal como Jalisco, si es que allí también hay “sabandijas”? ¿Acaso llegaron por la vía de la tómbola que aplicó Amlo para regalar candidaturas? ¿O fueron palomeadas por la dirigencia nacional?

De que en Morena hay “sabandijas”, las hay porque la propia dirigente nacional así lo aseguró, y quién mejor que ella para saberlo, aunque el senador Ricardo Monreal declare lo contrario y asegure que en su partido hay hombres y mujeres íntegros y respetables.

Ahora sólo falta que la militancia morenista en el país le exija a su dirigente nacional que le ponga nombre y apellido a esas “sabandijas”, porque corren el riesgo de que se crea que son quienes no lo son. Y, claro, sería bueno saber si en Jalisco hay a quién ponerle ese saco.

Al tiempo.