El pasado jueves 4, en mi columna Entre Semana que publico en El Diario NTR Guadalajara, titulada “A un año, ¿dónde está Morena?”, escribí lo siguiente:

“El partido Movimiento de Regeneración Nacional, fundado a imagen y semejanza por y para Andrés Manuel López Obrador, vive momentos de enfrentamiento entre las diversas corrientes que lo integran y que nos remiten a las famosas tribus que al paso del tiempo dieron al traste con el Partido de la Revolución Democrática del que también fue dirigente López Obrador, que terminó por someterse a su voluntad y que eso marcó el principio de su fin”.

Agregué: “Pero, ¿y dónde está Morena a un año de arrasar prácticamente en todo el país? Hoy está enfrascada en una disputa interna por el poder, tanto a nivel nacional como en no pocos estados donde no existe realmente como partido, como aquí en Jalisco; hoy Morena es vista por sus tribus como un botín del que hay que apoderarse con miras a las elecciones del 2021 porque de ello depende su fuerza al interior del mismo hacia 2024”.

Y añadí: “En Jalisco (…) los morenistas no cantan mal las rancheras, pues aunque ya cuentan con un coordinador como dirigente, en la persona de Hugo Rodríguez Díaz, hay corrientes que reclaman sus derechos de antiguedad, otras que consideran tener la paternidad de los logros electorales del año pasado, y algunas más que con mucha cautela apenas comienzan a dejarse ver, pero que están en posiciones de ganar espacios que les reditúen próximas candidaturas”.

Hasta aquí parte de lo escrito en aquella columna.

Bueno, pues lo sucedido el domingo pasado en la sesión del Consejo Nacional de Morena no sólo confirma lo que referí líneas arriba sobre la situación que su dirigencia nacional enfrenta, sino que demuestra que este partido lópezobradorista es realmente un botín para sus diversas corrientes, comenzando por la lucha descarnada por la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional que actualmente ostenta Yeidkol Polevnsky.

De entrada, el Consejo Nacional de Morena es presidido por Bertha Luján Uranga, una de las aspirantes a la dirigencia nacional, y quien el domingo puso a consideración de los consejeros una serie de propuestas planteadas por algunos integrantes del Comité Ejecutivo Nacional que, ya se vio, no son afines a la dirigente Polevnsky y que fueron aprobadas por contundente mayoría: 167 a favor y 16 en contra.

Las propuestas aprobadas fueron:

  1. Reconocimiento y acreditación ante la autoridad electoral del “Padrón de Protagonistas del Cambio Verdadero y de los Comités de Base constituidos y registrados en el Sistema de Registro Nacional de Filiación (SIRENA).
  2. Creación de una Colmisión de Organización que atienda el próximo proceso interno de renovación de dirigencias de Morena.
  3. La constitución del Instituto Nacional de Formación Política y sus órganos de dirección y administración y la entrega de las prerrogativas de ley.
  4. La remoción de Carlos Suárez Garza como representante de Morena ante el Consejo General del Instituto Nacional Electoral por “diferencias y presuntas conductas (…) que nos hacen dudas de su honorabilidad”.

Para los conocedores, la aprobación de los puntos anteriores significa una serie derrota política para Yeidkol Polevnsky, quien ya salió a defenderse, descalificar o minimizar lo aprobado y a reclamar sus atribuciones como dirigente nacional de Morena.

Lo sucedido el domingo en el Consejo Nacional y la reacción de Yeidkol Polevnsky, no es sino apenas el principio de una feroz lucha por el poder al interior del Morena, donde sin duda el papel que juegue desde la tribuna el presidente López Obrador será definitivo para conocer con qué corriente se la jugará con rumbo a las elecciones del 2021, para empezar, a fin de llegar con la fuerza que da tener el poder en el país a los comicios del 2024.

Al tiempo.