A seis días de la jornada electoral y no obstante lo que dicen todas las encuestas, ésta pregunta se la hacen propios y extraños e, incluso, no pocos militantes o simpatizantes de Morena o de López Obrador, quienes autofrenan sus ansias de cantar victoria.
Rechazo a responder encuestas -aproximadamente el 50%-, indecisos -se estima en promedio un 20%- y voto oculto -porcentaje no estimado-, son los factores que algunos expertos y estudiosos recomiendan tomar en cuenta para entender por qué es posible una derrota de quien muchos ya hacen presidente de la República.
A eso hay que agregarle el esfuerzo que el propio Andrés Manuel ha hecho por perder votos, como prometer amnistía a los delincuentes, aliarse con la maestra Elba Esther Gordillo, defender y designar candidatos plurinominales al senado a Napoleón Gómez Urrutia y a Nestora Salgado, defender y pedir el apoyo para Layda Sansores, prometer perdón para la esposa del presidente nacional del Partido der Trabajo, Alberto naya, que presuntamente incurrió en un fraude con recursos del erario público, cancelar la reforma educativa, pelearse con las cúpulas empresariales y desaparecer el Seguro Popular, entre otras cosas más.
Asimismo, hay otros factores que podrían explicar una respuesta positiva a la pregunta que da título a éste texto: la falta de una estructura partidista en muchos estados del país -como en Jalisco- para la cobertura de representantes, generales y de casilla, para el día de las elecciones, así como el resentimiento, inconformidad y coraje que aún anida en muchos militantes de Morena por la imposición de candidatos provenientes de otros partidos políticos que bastó renegar de su militancia para “sacarse la lotería” y obtener sin mayor esfuerzo la candidatura de Morena…
Como podemos advertir, hay más razones, causas o argumentos de por qué podría no ganar Andrés Manuel que las razones que le dan la victoria: 1. El resultado de las encuestas y 2. La inconformidad ciudadana. No más. Que la segunda es suficiente para darle la mayoría de votos el día de las elecciones, eso nadie puede garantizarlo.
Entendemos que los lópezobradoristas y morenistas -no son lo mismo-, busquen contagiar a la mayoría de la creencia de que ya ganaron y que no habrá poder humano que les arrebaten una victoria que todavía no se hace realidad en las urnas, salvo que haya un fraude descomunal, advierten. Pero si bien en política la percepción es lo que importa, la realidad siempre es más cruda y contundente. Y contra ella, nadie puede.
Así, pues, no hay que ignorar o descalificar una pregunta como ésta: ¿Y si pierde Andres Manuel? Porque en una democracia el triunfo no se obtiene en encuestas ni con una simple percepción sino en las urnas, con votos reales de ciudadanos de carne y hueso que los emitieron bajo las reglas que marcan nuestras leyes.
Anoten todo lo anterior por si fuera necesario releerlo después del 1 de julio.
Al tiempo.