En su pasado sexto informe, el gobernador Enrique Alfaro Ramírez anunció que 14 días antes de concluir su administración presentará al Congreso del Estado -con mayoría opositora-, una iniciativa de reforma sobre el inacabado y frustrado tema de pacto fiscal que, auguró, “permitirá iniciar la discusión para que Jalisco le ponga un alto a los abusos de la federación, con el objetivo tener un trato justo y tomar el camino hacia la salida del pacto fiscal”, de acuerdo al comunicado emitido por su oficina de prensa. Y aseguró que esta iniciativa “será una discusión de futuro en este estado y una discusión de futuro en este país, y aquí inicia en Jalisco este gran debate”.

Sin embargo, 48 horas después Jesús Pablo Lemus Navarro, quien asumirá la titularidad del Poder Ejecutivo el próximo seis de diciembre, “paró en seco” la “bravocunería” del gobernador Enrique Alfaro y declaró a los medios de comunicación que “voy a trabajar con la Federación y no es en base a pleito, no es en base a contraste, en en base a la negociación…”. Primer “golpe” público a quien será su antecesor.

Y luego agregó: “Yo voy a seguir luchando porque Jalisco tenga un mejor trato fiscal (…). No lo veo en este momento salir del pacto fiscal”. Segundo “golpe” público a quien relevará en poco menos de un mes.

Sin duda, el gobernador Enrique Alfaro comete un error garrafal si cree que al dejar el cargo le “hereda” a Lemus Navarro sus pleitos y “broncas” con el gobierno federal y que éste graciosamente se los “comprará”. El aún Mandatario estatal debe aceptar que Claudia Sheinbaum no es Andrés Manuel López Obrador y que Jesús Pablo Lemus no es Enrique Alfaro y que, por lo tanto, él buscará imponer su propio sello que será alejado totalmente del alfarismo y hasta del emecismo. Que tenga éxito o fracase, ya será cuestión de tiempo para confirmar una cosa u otra.

Alfaro Ramírez sabe, o debería saber, que el alfarismo en Jalisco dejará de existir a partir del primer minuto del próximo viernes seis de enero. Que lo que hizo queda para la historia y para el juicio que de su gobierno hagan los jaliscienses, pero que no será una corriente que “adopte” o haga suya su sucesor; todo lo contrario: Lemus buscará que pronto se olvide.

El alfarismo llegó y duró seis años. Ahora llega la corriente del sector que durante muchos años ambicionó llegar al poder: el de la iniciativa privada. Ahora llega al gobierno un comerciante que velará por los intereses del empresariado jalisciense como ya observamos que lo hizo durante sus casi seis años en Zapopan y los casi tres en Guadalajara. No tiene porqué ser de otra manera. Pelearon por llegar al poder, lo lograron y buscarán aprovecharlo. Es no normal en los hombres del poder.

Seguro nada agradable debió ser para el gobernador Alfaro haber visto a Lemus Navarro aplaudiendo sus palabras sobre el Pacto Fiscal aquel miércoles en el palenque de las Fiestas de Octubre y dos días después enterarse de que su sucesor prácticamente “mandó al diablo” su iniciativa de reforma que anunció presentará a la LXIV Legislatura la próxima semana, pues él tiene ya su propia ruta a seguir en torno a este tema y que, ya lo anunció, está muy lejos de pleitos y bravuconerías desde Casa Jalisco.

Nótese el rostro de Alfaro y Lemus en la fotografía que acompaña a este texto -cortesía de la oficina de Comunicación Social del Gobierno del Estado-. No se advierte conexión alguna ni empatía entre ambos. El rostro adusto y la mirada retadora del gobernador frente a la mirada esquiva y los labios apretados de su sucesor.

Aquí en Marcatextos lo advertimos desde años atrás: Para Alfaro, quizás lo mejor no es que Lemus Navarro haya sido su sucesor.

Al tiempo…